Acto del día de andalucía

Cuando la necesidad se llama Andalucía

  • El emocionado recuerdo a García Caparrós protagoniza el discurso de agradecimiento de Antonio Banderas en la ceremonia de entrega de las medallas del 28-F.

Aquel 4 de diciembre de 1977 en que un disparo segó la vida de Manuel José García Caparrós, Antonio Banderas, por entonces un chaval de 17 años "con los bolsillos vacíos pero el alma llena de ilusiones y planes más o menos imposibles", ensayaba en un local de su Málaga natal una obra de teatro con el grupo independiente Dintel. A medida que las voces del gentío y las pancartas avanzaban, "los ensayos fueron perdiendo interés" porque "sentíamos la urgencia de ver con nuestros propios ojos aquel acontecimiento histórico". Banderas, rememoró, se unió "a ese río de gente que avanzaba por las calles, en un ambiente festivo que duró poco". "No lo supe en aquel momento, pero a muy pocos metros de donde me encontraba, la vida de Manuel José había pasado del blanco y verde de la mañana al negro eterno de lo irreversible. Había caído abatido por un disparo haciendo diana en el corazón de todos los andaluces".

Acaso como una suerte de diálogo a medias, Banderas le habló de tú, desde el Teatro de la Maestranza, al sindicalista de 19 años. "Hoy sé que el disparo que te mató podría haber sido para mí" y "todo lo que he visto, la gente que he amado, la hija que tuve, las batallas que gané y las que perdí no existirían. Eso es lo que te fue robado".

El relato de aquellos recuerdos vino a abrochar el discurso con el que el malagueño agradeció en su nombre, y en el de todos los galardonados en este 28-F, una distinción que lo coloca, confesó, "en una posición ocupada por individuos cuyas trayectorias humanas y profesionales superan claramente la mía". Tan acostumbrada está la audiencia a los discursos hueros que conmueve, se agradece, cuando desde una tribuna institucional se apela sin tapujos a los sentimientos, a ese resquicio de esperanza al que nos aferramos cuando "se acentúa el dramatismo de una letanía a la que diariamente se van añadiendo seres humanos" que "pelean por mantenerse a flote", declamó quien se sabe intérprete y querido por un público que celebró esos golpes de acento, ese punto de irresistible histrionismo.

"Soy un optimista estúpidamente romántico", confesó a sus 52 años. "Yo no tendría vergüenza, ni agallas de mirarme mañana al espejo, si sólo dedicara este momento a lanzar agradecimientos floridos, alabanzas más o menos folclóricas y amanerados piropos a la tierra que amamos". Por eso su voz se vio interrumpida por ovaciones y aplausos espontáneos, y por eso, sus palabras volvieron a poner de manifiesto la empatía que despierta esta estrella del cine, hijo de un policía y de una maestra. Y por eso cual fuera el discurso que le sucediera quedaría eclipsado y sonaría a mitin. Y así fue.

"Andalucía para mí no es una región, un pueblo, un sentimiento, una idea o un proyecto, Andalucía para mí en estos momentos es una necesidad", evocó el flamante Hijo Predilecto. Un título que comparte desde ayer con la pintora Carmen Laffón, de cuya obra dijo que "es un viaje sensorial" en la que habita "la atmósfera poética", y con García Caparrós a título póstumo -"la primera víctima de la autonomía", en palabras de Antonio Lozano, viceconsejero de Presidencia.

En la alocución con la que celebró este reconocimiento el actor, que ha servido de avanzadilla para la expedición española de intérpretes que hoy se pasea por Hollywood, repasó las trayectorias de quienes "muestran con hechos que hay que tener fe en nuestra tierra, en sus infinitas posibilidades y en su futuro".

Y ahí está para rubricarlo un puñado de biografías que han merecido este 28-F de 2013 el reconocimiento de la Junta de Andalucía: los empresarios Lola Gómez y Manuel Barea, el periodista Enrique García, el portero de la selección española de balonmano José Manuel Sierra, el delegado territorial de la ONCE Patricio Cárceles, el pintor Miguel Rodríguez Acosta, la bailaora María Rosa, el cantaor Manuel Gerena, la médico Marina Álvarez Benito, referente internacional en la investigación contra el cáncer de mama y el presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara Bosch, que confesó a Banderas, en una recepción en su casa, el "orgullo" de tener "sangre andaluza". Las bromas llegaron cuando se refirió al director de cine sevillano Alberto Rodríguez, al que, guaseó, "sólo pondría un pero, todavía no me ha llamado" y al glosar los méritos de Esther Yáñez, la primera mujer en entrar en la Armada Española y en dirigir un buque de guerra, "una gaditana de San Fernando", remarcó, para dedicarle después la copla "con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas tirabuzones".

Fuera del teatro, ajena a esta exégesis autonómica, la calle seguía gritando. "Es normal -admitía el actor en la rueda de prensa posterior-, la cosa ya está pasando de castaño oscuro, que diría mi madre". ¡El terruño, cómo tira!

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