Alta dirección con un coste de 180.000 euros al año

El contrato del apoderado, aún por firmar, incluye residencia y manutención

José Luis Álvarez (a la derecha), a su llegada a la sede de Astilleros de Huelva.
José Luis Álvarez (a la derecha), a su llegada a la sede de Astilleros de Huelva.

El apoderado de Astilleros de Huelva ya ha empezado a trabajar como tal, aunque su contrato aún no está firmado. Un contrato que, de rubricarse tal cual se ha presentado por parte de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía, supondrá para José Luis Álvarez unos emolumentos de 180.000 euros al año.

Así se recoge en un documento que tendrá que ser revisado por el consejo de administración de la empresa, que se reunirá el próximo lunes. El contrato presentado, de carácter indefinido, recoge la dedicación exclusiva de Álvarez y algunas otras estipulaciones referentes al salario: se le abonarán tres meses por adelantado y, en el caso de no ser nombrado administrador único, tendrá derecho a cobrar tres anualidades. Por otra parte, también correrá a cargo de la empresa el pago de la residencia, el desplazamiento y la manutención. Estas mismas condiciones se reflejan en el contrato del apoderado de Astilleros de Sevilla, Ángel Díaz-Munío.

Según lo acordado en la hoja de ruta, dentro de sus obligaciones está "proteger los intereses de Astilleros de Huelva S.A, sus trabajadores, accionistas y terceros relacionados con la empresa, y no podrá realizar actividades políticas sin el consentimiento de la compañía y tendrá además el deber de la confidencialidad". El apoderado general en uso de las facultades conferidas podrá establecer contratos de colaboración tanto de carácter laboral como mercantil para complementar, si fuera necesario, los servicios internos de la compañía.

José Luis Álvarez García (1947) es ingeniero industrial por la Universidad del País Vasco y ha desarrollado puestos de responsabilidad en firmas como Altos Hornos del Mediterráneo, en Astilleros españoles y en Foarsa, tras su segregación de la anterior. En su etapa en IZAR, desempeñó el puesto de director general, donde desarrolló un plan de actuación para sacar a la compañía del proceso legal de disolución en el que estaba inmersa y que dio como resultado Navantia. En la actualidad es director asociado responsable del área de reestructuración de empresas en crisis en la consultora Gestlink Negocios.

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