Hermandad de la Cena

El Polvorín se conmueve con el emotivo acto de las levantás

  • Catalina García y Flora López fueron las protagonistas de los intensos momentos

Aspecto que presentaba el Sagrado Corazón.

Aspecto que presentaba el Sagrado Corazón. / Correa (Huelva)

La Cena vive su salida como ella sola lo sabe hacer. No solo es este Domingo de Ramos sino que las vísperas se viven con una enorme intensidad y espíritu fraternal. Buen ejemplo de ello, es el acto que se vivió en la mañana de ayer en El Polvorín con el ya tradicional acto de las primeras levantás.

La rampa estaba llena a la espera de que el templo abriera sus puertas. En cuanto éstas permitieron el acceso, el Sagrado Corazón se llenó de hermanos y devotos del Señor del Amor y María Santísima del Rosario. Pero por encima de todo, fue una velada muy especial para dos mujeres y unas familias que recibieron todo el cariño de la cofradía del Domingo de Resurrección. Fueron momentos inolvidables para Catalina García Alcaide y Flora López Asuero.

Catalina García sería la encargada de realizar la primera levantá del misterio. Visiblemente emocionada, y acompañada por sus familiares, procedió al simbólico acto, al que le siguió la interpretación de distintas marchas interpretadas por la Agrupación Musical Santísimo Cristo del Amor que se ubicaba en el presbiterio. Con este acto, la hermandad recordaba a “un ángel en la tierra” como fuera su esposo Pepe Bellido. Posteriormente, le correspondió el momento a Flora López quien procedió a la levantá del palio cuyo capataz es Fernando Melgar. Momentos también muy emotivos para ella, viuda “de un cofrade de oro” como fue Manuel Fiscal y para sus familiares acompañantes.

Es digno de insistir en el poder de convocatoria de la Cena que incluso, para este acto de primeras levantás, tuvo que dejar fuera del templo a buen número de hermanos y devotos que llenaron durante todo el tiempo, la rampa que se sitúa para estos días de procesiones y que presta servicio a las tres cofradías del Polvorín.La Cena vivió de esta manera, un auténtico día de fiesta en el que la Plaza Virgen del Rosario volvió a ser escenario de momentos de confraternidad, si bien en todas las mentes estaba la idea inesquivable de la salida de hoy.

Y hoy empieza lo grande, la Semana Mayor para la que el obispo insta a que las heridas de “Cristo sufriente, nos ayuden a descubrir que han sido por nuestra curación. De todo aquello que nos forma como hijos de Dios y personas; son una fuente de salud para nuestra propia vida. Son la mirada que nos reanima, nos renueva, es la mirada clave que desarrolla toda la Pascua”.

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