Semana Santa

La devoción más temprana

  • Alumnos de colegios y guarderías colman de ilusión el Viernes de Dolores con sus procesiones, el preámbulo de una Semana Santa que viven en primera persona

Pequeños cofrades con un corazón gigante. El preámbulo de la Semana Santa en Huelva tuvo su epicentro, en la mañana de ayer, en varios centros escolares de Huelva y su provincia. Alumnos de guarderías y colegios vivieron un Viernes de Dolores con esperadas salidas procesionales, cortejos en los que se cuidó hasta el más mínimo detalle.

En una jornada primaveral, los alumnos del Colegio María Inmaculada, del Colegio Diocesano Sagrado Corazón, de la guardería de la Escuela Infantil Carcajadas y del colegio La Hispanidad sacaron sus pasos ante un gran número de personas -mayores y niños- que se congregaron por los distintos puntos por los que pasaron las procesiones escolares.

Los escolares sacan los pasos arropados por familiares y por niños de otros colegios

A las diez y media salió la cruz de guía del María Inmaculada y el gentío en la Plaza Niña constataba que el Viernes de Dolores ya no se concibe ya sin esta procesión cargada de ilusión que inició su andadura en el 2006.

Pequeños con uniforme de gala de la Policía Local, penitentes con sayas blancas y túnicas y capirotes rojos portando velas, niñas vestidas de hebreas, nazarenos con palmas trenzadas, monaguillos, acólitos y los incensarios precedieron al paso de misterio de la Entrada Triunfal de Jesucristo en Jerusalén, escoltado por pequeños con el uniforme de la Guardia Civil.

Continuaba la comitiva con el cuerpo de penitentes del paso de palio, vestidos con saya blanca y túnica verde, y niñas ataviadas de mantilla. El paso de palio inició su recorrido por las calles del centro con la imagen de María Santísima de los Niños.

Eva Martín Rodríguez, consejera delegada del colegio, explicó que los niños disfrutan mucho con esta actividad porque se trabaja a conciencia en el centro educativo y lo viven con mucha ilusión desde que arrancan los preparativos, un mes y medio antes aproximadamente. "Aunque hay muchas cosas guardadas de un año para otro, hay que probar y reformar lo que se haya roto o estropeado. Esto es una actividad escolar, no pretendemos ser una hermandad, así que qué mejor que usar cosas escolares para la ropa, como el plástico o las cartulinas", explicó. Los 254 niños -todos los alumnos del centro- se implican al máximo en la iniciativa y "el que no va vestido ayuda por fuera o va de costalero. Los mayores, además, están en el bar que está montado en la Plaza Niña".

La idea de sacar una procesión a la calle surgió hace once años, en palabras de Eva, "porque el cristiano tiene que decirle al mundo que lo es y esta es una forma de hacer cantera con los niños y de que aprendan lo que es una procesión, un costalero, un penitente y decirle al resto de Huelva que nuestro colegio es católico y que, por lo tanto, celebramos las fiestas católicas".

Arropado por el numeroso público y los niños de otros colegios, el cortejo recorrió la Plaza Niña, Alonso Sánchez, Berdigón, Alfonso XII, la calle de la Esperanza, y volvió a la Plaza Niña pare regresar al colegio.

La procesión de La Hispanidad también recorrió las calles aledañas del centro escolar a partir de las 11:00. Lo hizo acompañada por la Agrupación Musical del Colegio La Hispanidad y la Banda Nuestra Señora de la Cinta, que pusieron las notas musicales detrás de los dos pasos: el Cristo Cautivo y un estreno principal, el paso de Nuestra Señora de la Alegría. En las semanas previas, en cada rincón colegio se palpaba uno de sus principales valores: el cooperativismo.

Los alumnos de Infantil, de cinco años, y toda la etapa de Primaria (alrededor de 600 alumnos) salieron en procesión por las calles cercanas al Colegio Diocesano Sagrado Corazón de Jesús, con sus dos pasos: el Cristo con la burrita y Nuestra Señora Santa María Madre y Maestra de la Alegría. Una multitud de familiares y amigos acompañaron a los alumnos en su recorrido.

En la provincia también hubo procesiones escolares, como la de la escuela infantil municipal Platero y Yo, de Moguer, gestionada por la empresa Clece. Niños de hasta tres años vestidos con bolsas de basura, cartulinas, goma eva o gomets. En el cortejo había nazarenos, costaleros, niñas de mantilla, músicos, y no faltaron el hermano mayor, el capataz, el sacerdote, la Guardia Civil, los policías y los monaguillos.

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