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La intrahistoria del azulejo del fandanguillo de 1925 en la romería en honor a la Reina de los Ángeles en Alájar

Monolito y azulejo en septiembre de 2023 con el camino de subida a La Peña.

Monolito y azulejo en septiembre de 2023 con el camino de subida a La Peña. / Antonio F. Tristancho

La azulejería es una de las artes que más se reiteran en la ornamentación de lugares y de hitos patrimoniales. Son muchos los azulejos que simbolizan momentos, homenajes o recuerdos a lo largo de la provincia de Huelva. En la comarca serrana, localidades como Higuera de la Sierra o Aracena mantienen aún en sus calles determinados altares o sitios donde pueden apreciarse estos elementos decorativos. En Alájar y el entorno de la Peña de Arias Montano se pueden también descubrir azulejos artesanales de gran calidad, significando algunos el gran legado del lugar.

El día 8 de septiembre, cuando se celebra la romería, es el mejor día para apreciarlos todos, en su conjunto. Los datos acerca de la primera romería oficial se remontan a 1925, con la presencia de los Infantes de España, desarrollándose el acontecimiento con el formato actual desde 1966 con el formato actual. En todo caso, la devoción a la Reina de Los Ángeles en la comarca es bastante más antigua, como atestigua documentalmente la Hermandad Matriz con un proyecto de Reglas aprobado en 1555, copia de otro anterior de 1528, o la referencia que hiciese en 1581 el notario aracenense Fernando Sánchez de Ortega. Precisamente, en 2024 se conmemorará el primer centenario de la romería, para lo cual la Real Hermandad Matriz de la Reina de los Ángeles Coronada de Alájar está preparando un amplio programa de actividades para hacer justicia a la trayectoria de esta tradición, que recoge el sentir romero y la devoción religiosa a nivel comarcal gracias a sus numerosas hermandades filiales que llegan a La Peña desde diversas localidades.

Tanto en el interior de la ermita en honor a la Reina de los Ángeles, como en los alrededores de La Peña, y en el mismo pueblo, se levantan espacios alfareros muy relevantes. El último en inaugurarse ha sido el instalado en la fachada de la Hermandad Matriz de Alájar, y que conmemora la decimoprimera bajada al pueblo de la Virgen de los Ángeles, que tuvo lugar en 2019.

Romería de Los Ángeles en los años 20. Romería de Los Ángeles en los años 20.

Romería de Los Ángeles en los años 20. / FB Santi

Pero la más reciente actuación en este patrimonio alfarero de la zona ha sido la restauración del azulejo del monolito que se encuentra al inicio del camino de subida desde Alájar a La Peña. Se trata de un elemento patrimonial de primer orden, tanto en belleza como en historia, que ha sido embellecido y rehabilitado en su conjunto hace unos meses por parte del Ayuntamiento de Alájar.

Está situado en el kilómetro 21 de la carretera HU-8105, que une las poblaciones de Aracena y Cortegana, a la altura del casco urbano de Alájar, a pocos metros del ramal que asciende hasta la Peña de Arias Montano. Se trata de un monumento construido en ladrillo visto con decoración cerámica, que luce en su parte frontal una composición de azulejos en los que se puede leer la siguiente inscripción: “Letra de fandanguillo que obtuvo el primer premio en la Romería de 1925. El que pase por la Peña y no rece ni una Salve, ni es serrano ni andaluz, ni es española su sangre. Su autor Antonio Mantero Gómez”. Incluye la firma de sus autores artesanos, la prestigiosa fábrica de Hijo de José Mensaque, del sevillano barrio de Triana.

Para organizar la romería de 1925 se constituyeron comisiones de trabajo con personas procedentes de la práctica totalidad de los pueblos que conforman la parte central de la Sierra; se lanzaron concursos de diverso tipo, entre los que destacaron los de canciones religiosas, automóviles adornados, amazonas, de parejas a caballo, de guitarras, tamboriles, fandanguillos, baile de sevillanas o de caballos enjaezados a la andaluza.

Azulejo restaurado en febrero de 2023. Azulejo restaurado en febrero de 2023.

Azulejo restaurado en febrero de 2023. / M. G.

En el programa de actos de la romería se incluyen los términos del concurso de letras de fandanguillos, “con dos premios a las letras adecuadas para tales canciones que, siendo absolutamente morales, mejor interpreten la devoción a la Reina de los Ángeles y las tradiciones serranas”. Las letras habían de remitirse antes del día 29 de agosto a José Andrés Vázquez, escritor, dramaturgo y político andalucista, compañero de Blas Infante, quien formaba parte del jurado junto a José Muñoz San Román, de Sevilla, y José María Boccio Jiménez, médico de Galaroza. Hubo un segundo premio que correspondió a Julia Nogales, de Aracena, autora de la composición “Serranito que cantando vas alegre en romería, canta y pídele a la Virgen que alivie las penas mías”.

Aunque algunas informaciones hablan de que el premio al ganador fue una guitarra, en el programa oficial se indica que habría un primer premio consistente en una medalla de la Virgen de los Ángeles, de oro de 18 quilates, con diamantes y cerco de perlas, regalo del Ayuntamiento de Alájar; y una pluma estilográfica como segundo premio, regalo de la Casa Velázquez de Sevilla. En un programa de aquel año que se ha divulgado por redes sociales se encuentra un documento único relacionado con este asunto, ya que se transcribieron a lápiz las letras de los dos fandanguillos premiados. Estas dos piezas musicales fueron interpretadas por “la bellísima y distinguida señorita Consuelo Rodríguez Caso”, quien obtuvo el primer premio de cante “al interpretarlos durante la fiesta celebrada con motivo de la Romería de la Sierra”, según fotografía de Sánchez del Pando y crónica de Gori publicada en El Liberal de Sevilla el 4 de septiembre de 1925.

El fandanguillo inmortalizado en el azulejo que nos ocupa fue efectivamente agraciado con el primer premio en la romería de 1925. El autor de la letrilla, Antonio Mantero Gómez, era farmacéutico de Higuera de la Sierra y escribió otros textos que aún se recuerdan, como por ejemplo la Novena a la Virgen del Prado de su pueblo natal o el relato del trágico suceso acaecido cuando se quemó esta talla en 1925. Durante la vuelta al pueblo de la virgen higuereña, tras su restauración en Sevilla, se produjo un hecho relacionado con la romería alajeña, ya que una representación del pueblo y de la Hermandad de la Reina de los Ángeles estuvo presente en el recibimiento ofrecido a la Virgen del Prado, en gratitud por la masiva participación que Higuera de la Sierra mostró en la primera romería celebrada en La Peña en 1924.

Programa de 1925 con las letras de fandanguillos ganadoras. Programa de 1925 con las letras de fandanguillos ganadoras.

Programa de 1925 con las letras de fandanguillos ganadoras. / M. G.

Algunos detalles del azulejo en cuestión pueden conocerse más ampliamente gracias al trabajo de Francisco Javier Sánchez Angulo, quien en su blog ‘El cajón de los misterios’, recogió la historia de la instalación del famoso azulejo y un documento de gran relevancia. Respecto a la fecha en que fue erigido el monolito con la inscripción del fandanguillo, no hay constancia cierta, aunque sí puede saberse que en la romería de 1928 ya estaba en pie, puesto que aparece en el reportaje filmado ese mismo año por la productora Dalp-Nazarí, titulado ‘La Sierra de Aracena’, recuperado por la Filmoteca de Andalucía en el año 2001.

Por testimonios gráficos anteriores y por esta película, se conoce que el aspecto inicial fue distinto, no en cuanto a su estructura de ladrillo, pero sí en lo que se refiere al azulejo central, consistente en unas letras con idéntico mensaje pero sin tanta riqueza y colorido visual.

Como indica Sánchez Angulo, “en el original se daba una determinada uniformidad en el diseño de los azulejos frontales y laterales que no apreciamos en la actualidad. Concretamente, comprobamos que los pequeños azulejos cuadrados de color claro que se situaban en las esquinas tanto de la composición frontal como de las laterales, no aparecen en el azulejo actual. En este último caso, la composición aparece enmarcada por una hilera de azulejos de color cobrizo iridiscente”.

Además, este investigador pudo contar con el boceto original del azulejo actual dibujado a plumilla a escala 10×100. Por su conocimiento del autor del boceto, puede asegurar que, “en ningún caso, puede ser anterior a 1937 ni posterior a 1946”. El creador de esta prueba fue el pintor ceramista Eloy Recio del Rivero (1915-77), que trabajó para la fábrica de cerámica trianera ‘Hijo de José Mensaque y Vera’. En la misma se puede apreciar, además de algún error en el apellido del premiado, las dos propuestas diferenciadas para la cenefa decorativa que rodea a la inscripción, resultando seleccionada la de la izquierda, como hace constar el pintor escribiendo debajo a lápiz, con la palabra “elejido”.

Según la web retabloceramico.net, la fábrica trianera con dicha denominación funcionó entre los años 1922 y 1946. En una fecha tan temprana como 1928, el pintor en cuestión no pudo haber realizado esa labor, toda vez que las obras documentadas que se conocen del mismo lo son a partir de 1938. Por otro lado, no se ha encontrado referencia alguna al monolito y su inscripción en la prensa de la época hasta agosto de 1946, concretamente en el Diario Odiel del 27 de agosto, en un artículo en el que el corresponsal de Galaroza menciona el “entusiasmo y animación” en el pueblo por peregrinar hacia La Peña, en cuya romería se oirá “con insistencia el célebre fandanguillo dedicado por un hijo de Higuera de la Sierra y premiado y perpetuado en cerámica a la entrada del Santuario”.

Por todo ello, Sánchez Angulo afirma que “el azulejo actual con la inscripción pudo venir a sustituir a otro anterior que quizá resultase destruido durante los acontecimientos del verano de 1936 o que simplemente se hubiese deteriorado gravemente con el paso del tiempo”.

En definitiva, la intrahistoria del azulejo del fandanguillo revela el significado de un elemento patrimonial con mucha historia en la comarca serrana, vinculado al paisaje de una zona emblemática como es La Peña de Arias Montano, que ha sido felizmente recuperado para disfrute de peregrinos, vecinos y visitantes.

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