Provincia

Silencio y angustia 100 días después de la desaparición de Kiko y Lorenzo

  • Las fuerzas de seguridad mantienen activo el dispositivo de búsqueda en las zonas donde se les vio por última vez. Las investigaciones por Kiko se centran en la zona del cámping de La Antilla 

Imagen del dispositivo de búsqueda de Kiko en las inmediaciones de La Antilla.

Imagen del dispositivo de búsqueda de Kiko en las inmediaciones de La Antilla. / Jordi Landero (Huelva)

100 días de búsqueda, de angustia y de silencio. El pasado 7 de septiembre desparecieron tanto Francisco Javier Milla ‘Kiko’ (70 años) como Lorenzo (64 años), en La Antilla y la Cuenca Minera, respectivamente. Nadie ha vuelto a tener noticias de ellos desde entonces.

Francisco Javier Milla ‘Kiko’, sevillano de 70 años y enfermo de alzheimer, salió de su casa de veraneo en la Antilla para depositar la basura en un contenedor situado a escasos 50 metros, y del que desde entonces absolutamente nada se sabe. Esta triste historia se repite en el otro extremo de la provincia, concretamente en la Cuenca Minera, donde tampoco se sabe nada de Lorenzo (64 años) desde que el pasado 4 de septiembre fuera visto por última vez por un familiar en el municipio de Minas de Riotinto.

Las numerosas batidas de búsqueda coordinadas desde entonces tanto por sus familiares, como por la Guardia Civil, así como la intensa investigación llevada a cabo por el Grupo de Personas de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Huelva han sido hasta ahora totalmente infructuosas.

“Parece que se lo hubiese tragado la tierra”, manifestó un hermano del desaparecido en La Antilla, Ángel Milla, durante una de las batidas llevadas a cabo el pasado mes de septiembre. Ahora, después de cien días, la mujer de éste, Isabel Robles manifiesta a Huelva Información que “seguimos sin saber absolutamente nada del paradero de mi cuñado”, salvo que hace unas semanas “nos volvió a llamar la Policía Científica de la Guardia Civil para recabar nuevos testimonios, por si se nos hubiese escapado algo, y para reconstituir de nuevo los hechos con nuevos datos”, centrándose la investigación en las inmediaciones del camping La Antilla, “donde según nuevos testigos habría sido visto el mismo día de la desaparición un hombre que respondía a las características de Kiko, el cual habría estado preguntado por alguien que fuese a viajar hasta Sevilla”.

En este sentido, prosigue la cuñada de Kiko, “sabemos que se ha tirado de nuevos hilos por ahí, por el camping, y que se han recabado testimonios de personas allí acampadas esos días, así como a sus propietarios, y se ha comprobado la existencia de posibles cámaras de seguridad en la zona, pero por el momento, nada de nada”.

La familia de Kiko asume el desenlace y espera recuperar sus restos para darle descanso

Por su parte, fuentes de la Guardia Civil consultadas por esta redacción han indicado que, “si bien las batidas de búsqueda se han interrumpido por el momento, la investigación continúa abierta por si se hallase alguna nueva pista sobre el paradero de Kiko”. “Durante estos últimos meses -prosiguen las mismas fuentes- se han producido nuevas comprobaciones, pero por el momento no han dado frutos”.

Dicha investigación las lleva a cabo el Grupo de Personas de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Huelva, si bien “todas las patrullas en servicio por la zona llevan fotos y la descripción de Kiko, por si se produjese algún indicio”, concluyen las fuentes del Instituto Armado consultadas.

En relación al estado de ánimo de los familiares de Kiko, su cuñada ha manifestado que “estamos fatal. Hay veces que aún no nos lo creemos lo que ha pasado, sobre todo teniendo en cuenta que estamos a las puertas de unas fechas muy complicadas porque se recuerdan muchas cosas de los seres queridos que ya no están”.

La última noticia sobre el paradero de Lorenzo en la Cuenca Minera son del 4 de septiembre

Dada la situación, prosigue Isabel Robles, “lloramos mucho su ausencia porque ya hemos asumido que no vamos a volver a verlo con vida”. A pesar de ello, añade, “no vamos a parar hasta saber qué sucedió exactamente, si le pasó algo, donde están sus restos, porque hasta que no resolvamos estas cuestiones no vamos a poder cerrar definitivamente la fase de duelo”.

No obstante, concluye, a pesar de ello “hay veces que hasta incluso nos da la sensación de que vamos a volver a verlo entrar en casa. Pero tenemos que ser muy realistas y asumir que no va a ser así”.

La búsqueda de Kiko ha resultado hasta el momento infructuosa. La mayor batida tuvo lugar el pasado 21 de septiembre, cuando la Guardia Civil coordinó un operativo sin precedentes en la zona, en el que participaron más de un centenar de personas, entre ellos 40 guardias civiles, más de 50 voluntarios entre familiares y amigos del desaparecido, algunos de ellos miembros del Club Clásicos y Joyas de Sevilla al que pertenecía, unos 20 socios de la ONG SOS Ayuda Sin Fronteras, dos pilotos de drone especializados en rastreo de grandes superficies, y miembros de Protección Civil de Lepe.

La búsqueda se desarrolló palmo a palmo y tanto por tierra, como por mar y aire, y en el operativo intervinieron el Servicio Marítimo y el de Seguridad Ciudadana, así como la Policía Judicial de la Guardia Civil, apoyados por dos perros del Servicio Cinológico del Instituto Armado: uno especializado en la búsqueda de restos orgánicos sumergidos especialmente venido desde Madrid, que rastreó a bordo de una embarcación el entorno del Puerto de El Terrón y las marismas del río Piedras; y otro especializado en el rastreo de grandes superficies, que se desplazó con los equipos desplegados por tierra.

En la Cuenca Minera, con objeto de la búsqueda de Lorenzo también se coordinó un intenso dispositivo de búsqueda en el que incluso participó el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (Geas) de la Guardia Civil, que rastreó los embalses que se encuentran en las inmediaciones de La Dehesa, núcleo de población donde residía el desaparecido.

La última vez que se vio a Lorenzo fue el día 4 de septiembre, casi de madrugada y vestía un pantalón vaquero y una camisa azul. Solía dar paseos nocturnos y no llevaba móvil, por lo que todo el operativo de búsqueda se centraron en la exploración de su entorno natural.

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