Cuando septiembre pone el aviso de su llegada a la mediación de mes, es cuando podemos decir que el verano se nos termina.

El fin de verano siempre tiene una impronta especial para poner su título cinematográfico de The End, como es el final de las vacaciones reglamentadas, la vuelta al cole de los niños, los exámenes universitarios, y hasta puede coincidir con un airecillo nuevo en los atardeceres o su notable humedad por las noches, sobre todo en las zonas costeras.

Mi despedida oficial del verano este año ha tenido un contenido musical. De forma sencilla, entrañable y llena de amistad, siempre cuando termina la estación reina de todas, viene sucediendo cada año al menos en las playas, esas reuniones de amigos en las que no faltan los cantes, las palmas y la música en cualquiera de sus formas.

Esta vez en la amable compañía de unos amigos, con Jacinto Cruz al frente, comenzamos a decir adiós al verano con los cantes de Huelva, para pasar luego a una verdadera sorpresa para mí: el estreno de una nueva composición dedicada al Monasterio de la Rábida que me ofrecieron con acompañamiento de guitarra y que rápidamente soñé en la armonía de muchos instrumentos.

Ahora que se acerca una nueva estación que nos llama con urgencia debemos con tranquilidad, sensatez y seriedad analizar los defectos que hemos detectado de nuevo y que tanto afectan al turismo provincial.

El tema de la infraestructura ferroviaria es el principal. Si las cosas continúan así, por mucha voluntad que exista estamos hundidos, perdidos y olvidados en un pozo extremo de la geografía nacional.

Si el plan para la regeneración de Costa no se activa, se intuye y se prepara con antelación al verano, seguiremos con los mismos problemas de siempre.

Si algunos ayuntamientos no se toman en serio la preparación de sus municipios para la llegada de un turismo que llega ilusionado y se marcha decepcionado con tantas cosas, estamos listos para atraerlo de nuevo.

Podríamos seguir, pero para qué. Esta es la canción de cada año cuando llega septiembre y sus ecos se alejan en las grandes bajamares de la playa, camino del inmenso océano de silencios, profundidades y olvidos.

Queremos y estamos orgullosos de los dones que la naturaleza nos regaló en nuestra provincia, pero no se trata de hace caja al coste que sea. Se trata de sentar bases para un futuro mejor. ¡Que ya es hora!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios