Terminaba mi artículo anterior con la convocatoria de la I Feria Transfronteriza de Arte Contemporáneo que se ha celebrado el pasado fin de semana en el Codac de Gibraleón. Hoy podemos hablar de expectativas cumplidas. En primer lugar, por la importante afluencia de visitantes, desde la inauguración del jueves hasta la clausura del domingo. Pero sobre todo por la excelente calidad de las obras -pinturas y fotografías- realizadas por la docena de artistas portugueses y españoles representados. Del otro lado del Guadiana: Cláudia Berdigao, Isabel Maciera, Jina Nebe, Joao Ribeiro, Urgelia Santos y Kinga Subicka; y del lado andaluz: María Clauss, Rocío López Zarandieta, Pepe Ramírez, Faustino Rodríguez, Juan Sande y Juan Manuel Seisdedos.

A la contemplación y posibilidad de adquisición de las piezas expuestas, se han añadido otras actividades que salvan no solo la frontera fluvial entre Huelva y el Algarve, sino también las lindes entre las distintas parcelas de la cultura. He podido asistir a las charlas-coloquio sobre los nuevos lenguajes creativos en la feria, coordinada por Marcos Gualda, y sobre la fotografía como parte del arte contemporáneo, que condujo Marcos Arroyo. También hemos escuchado recitar poesía con el acento de dos idiomas ibéricos hermanos, guiada por María Luisa Domínguez Borrallo. Cada tarde, un cierre de jornada con la voz de Vicky Vega y la guitarra de Mario Pousada, la música de Khouli y Tián Di, y el colofón de los incombustibles Avíate!

En esta crónica apresurada quiero dedicar unas líneas a un acontecimiento especial, integrado en el acompañamiento literario de la Feria: el diálogo entre José Juan Díaz Trillo y Juan Cobos Wilkins en torno a los libros de este, que es uno de los grandes de la narrativa andaluza y de la poesía española contemporáneas. Allí se pudo escuchar que "el poeta está siempre en la frontera, caminando sobre un muro, provisto de una pértiga en uno de cuyos extremos está la pasión y en el otro, la armonía". O, jugando con la ortografía, que "uno se revela cuando se rebela". Por otra parte, después de oírle, creo que el próximo poemario de Cobos Wilkins debería ser un audiolibro, por la singular dimensión que alcanzan sus versos al ser recitados por él. En conclusión, el experimento de esta Feria sin intermediarios, hibridada con otras ramas de la cultura, ha resultado un pleno éxito. Quedamos a la espera de la segunda.