Los turnos vacacionales se han puesto en marcha. La gente tenía ganas de respirar ese aire de libertad en la naturaleza, después de los agobios a que nos ha tenido presionado, estos meses, la climatología, la política y los cambios efectuados en muy diversos sectores.

Pero una vez más, lo que sigue estando por encima de cualquier circunstancia adversa es el sentimiento deportivo de la ciudad por su club de fútbol, por el Recre. El amor onubense por el Recre no es un fenómeno social, ni un apasionamiento deportivo en lucha por un título anual; para mi, ese sentimiento colectivo viene de raíz. Huelva es cuna del fútbol en España. Nuestro Recre es el decano de todos los equipos y su constante y decidido trabajo por dar alegrías deportivas al pueblo, un desvelo constante a través de más de un siglo y pico de existencia. El Recre va unido al corazón blanquiazul de la ciudad. Es su tercer latido cardiaco de vida y de esperanzas llenas de ilusiones.

Lo difícil es que esas aspiraciones deportivas de un club tienen que ir ligadas a factores de extrañas uniones, como pueden ser las económicas, a veces las políticas y siempre las de la diosa fortuna que reparte suerte por encima de las propias trayectorias deportivas.

La demostración que los aficionados realizaron el pasado día once de junio para aupar al equipó a otra división superior es inigualable. Llenar un estadio con más de veinte mil personas para una incierta final, en una división liguera menor, ha sido única.

El Recre nunca debió sufrir el descenso de dos escalafones de golpe y una gestión equivocada, que con tesón y humildad otros han sabido vencer.

Pero el fútbol de hoy día, tal como está planteado en nuestra sociedad actual, nacional y mundial, es un juego donde por encima del deporte manda el dinero y los presupuestos, los fichajes amparados por la libreta de cheques, etc. y en eso nuestro club no tiene el respaldo que nos gustaría y quisiéramos.

Nos aguarda una temporada llena de ilusiones. Equipos mejores, jugadores con más técnica y habilidades. Y para hacer frente a ellos tenemos que estar preparados, sin milagros ni fantasías, sino con humildad y conciencia de la categoría deportiva que militamos y del potencial económico de la ciudad que da nombre a su equipo.

En entusiasmo y afición no nos gana nadie. Pero el desarrollo de tantos partidos a doble vuelta es una cuesta arriba difícil, costosa, pero para el recreativista llena de esperanzas y de ilusiones.

El balón ya tiene ansias del césped del Nuevo Colombino. El verano nos da unos meses para pensar y actuar con razón y cautela, dentro de nuestras posibilidades. Hagamos las cosas bien, con ese cariño y entrega que siempre nuestro Recre ha tenido desde que el antiguo Velódromo le abrió las puertas del fútbol español.

Nuestros mejores deseos de acierto para la nueva directiva recreativista. Lo hecho ha sido con buenos resultados, lo que va a venir es esperanzador. ¡Aúpa, Recre, eres el mejor para nosotros!

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