Silencios

Ya no hay un solo historiador decente que niegue lo que fue La Cabaña: un campo de concentración

Con las infinitas posibilidades de hablar y comunicarse que hoy existen y ver que ciertos colectivos, grupos o partidos permanecen en ciertos silencios resulta duro de creer. Bueno, maticemos, hablan y peroran cuando les interesa y enmudecen cuando el asunto escuece en el diafragma. Y es así que todos nos hemos acostumbrado a ver desfilar, en estos meses finales de la primavera, las carrozas y ocupantes de los llamados días del orgullo gay. Apenas queda una capital nacional en occidente sin el correspondiente desfile. Estos eventos son anunciados, publicitados, jaleados y retransmitidos por prensa y emisoras de televisión y debidamente ensalzados por distintos partidos y colectivos de todos conocidos. Pero miren por donde, en La Habana se han prohibido. Allí no hay desfile que valga. El Gobierno comunista dice que eso son cosas de los depravados regímenes democráticos y que a freír espárragos los homosexuales y sus desfiles. ¿Creerán que alguien ha respondido a esta estruendosa declaración de homofobia por parte de un gobierno? Hagan lo mismo que yo: siéntense y esperen. No hay respuesta en España hasta donde yo sé. Silencio sobre silencio. Se ve que el fanatismo ideológico prima sobre los derechos humanos.

En esa atrocidad que fue y es el comunismo siempre fue así. Con cierta predilección en el comunismo cubano. Ya desde el principio, Castro y Guevara le pusieron la proa a los homosexuales. Mi casi colega Ernesto Guevara de la Serna, no llegó a terminar la carrera de Medicina por poco, era un homófobo de mucho cuidado, amén de tener otras fobias que hoy no viene a cuenta y cuento. Hoy ya no hay un solo historiador decente que niegue lo que fue La Cabaña: un campo de concentración. Un sector estaba especialmente dedicado a los homosexuales. Al entrar había un gran letrero: "El trabajo os hará hombres". No se había estrujado mucho la cabeza el casi doctor. La había copiado literalmente de la entrada del campo de concentración nazi de Auschwitz. Arbeit macht frei, el trabajo os hará libres. Como en Auschwitz, en La Cabaña fueron miles los homosexuales ejecutados por el camarada Guevara. Así pues, vemos que en Cuba la homofobia viene de lejos y no decrece aunque ahora no los liquiden en grupos. Y al tiempo, la respuesta en los países libres, España y otros, es el silencio, mirar para otro lado, no ver, no oír. Mudos de toda mudez. Estoy seguro de que los homosexuales sin partido ni esclavitud ideológica, la gran mayoría, asistirán estupefactos a esta conspiración de silencio que deja a los pies de los caballos comunistas a sus iguales cubanos. Va por ellos.

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