Pasó el día 3 de agosto, el gran día onubense de recuerdos y cita con la Historia. Se fue una fecha llena de presagios y alegrías populares de fiestas, en que las Fiestas Colombinas ponían el punto mas alto del año en las celebraciones locales. Un día que en este año y por segunda vez el fantasma real de la pandemia atenazó nuestros corazones quitándonos el esparcimiento tradicional junto a la ría del Odiel.

El amanecer en la Rábida fue mas triste, faltaba la presencia, siempre entusiasta de la Real Sociedad Colombina, poniendo bandera de historia marinera. El silencio en los jardines, vacíos de público, la ausencia de las representaciones oficiales de la Armada, de las autoridades onubenses, palerma y de los Lugares Colombinos marcaban la realidad de un sentimiento obligado por las actuales circunstancias sanitarias.

Muy temprano el campanil de la iglesia conventual anunciaba el comienzo de la Eucaristía, y allí, en la cita anual ante la imagen varias veces centenaria de la Virgen de los Milagros, Santa María de La Rábida, los miembros directivos de la Sociedad Colombina se agrupaban para rendir homenaje a la que es Madre de América y Reina de la Evangelización de aquel continente. En la semioscuridad del templo, rota por rayos de sol que atravesaban sus cristaleras, unos seres guardianes de una causa, orgullo de nuestra provincia, asistían devotamente a la misa que el Prior del convento y Padre Guardián del mismo fray Miguel, ofrecía como cada año en este día y hora agosteños. Se repetía la misma escena de hace un año, en que por primera vez se suspendieran los actos religiosos y culturales que encontraban en los viejos muros monacales el resguardo y amparo de una celebración que desde el año 1880 la Colombina exalta con todo amor, y el sentido de una responsabilidad en nombre de Huelva.

No faltó la Salve que la Sociedad dedica anualmente a Santa María de La Rábida, que dejaba en el aire las notas de una capilla musical de la Orquesta Colombina. La emoción de los asistentes se completaba con las oraciones por las almas de los fallecidos durante la terrible epidemia de extensión mundial.

Fuera del templo, el patio mudéjar, vacío, proclamaba el pesar y la tristeza de no acoger la tradicional y repetida sesión extraordinaria colombina de cada año con la presencia de destacadas figuras de carácter histórico.

Este nuevo 3 de Agosto volvió a rendir homenaje al Descubridor del Nuevo Mundo, y a todos los marineros que le acompañaron, junto a los Hermanos Pinzón, con la puesta de unas Coronas que la R.S. Colombina y el Ayto. de Palos de la Frontera ofrecían ante los Monumentos a Colón, en los jardines rabideños y en la plaza principal de Palos se levantan en recuerdo del Almirante de la mar oceana y de Martín Alonso Pinzón. Pese a la tristeza de la suspensión de los actos, un año más Huelva, Palos de la Frontera y demás ayuntamientos de los Lugares Colombinos dieron su muestra de amor y orgullo ante unas efemérides que pertenecen a nuestra provincia por derecho propio.

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