Rendirse o no

Hemos llegado a donde estamos porque nos han vendido la burra ciega del "derecho a la diferencia"

Si escribes un artículo en un día como hoy tienes dos opciones: o coges el pandero y la zambomba y a Belén pastores o hablas de lo que realmente te tiene ocupado el corazón y las neuronas. Hoy no tengo tiempo ni ganas de hablar de las musarañas de fin de año cuando veo que los enemigos de mi Patria siguen moviendo fichas para acabar con ella; o sea para acabar conmigo y con los míos y con mis antepasados y con tres mil años de historia. Se lo dijo mi maestro, San Miguel de Unamuno, a un onubense un rato antes de morir, un 31 de este mes de hace ochenta y un años: "España no puede desaparecer". Hubo entonces quien lo procuró y hoy un puñado de malandrines lo vuelven a intentar. Las últimas elecciones en Cataluña no han sido más que un nuevo movimiento en el tablero, una nueva ficha que se ha jugado en la partida. Digámoslo muy claramente antes de que el sopor de las viandas y licores de estos días nos nublen la capacidad de ver y pensar: hay un acuerdo de distintas fuerzas políticas y económicas, internas y externas, que desean vivamente la balcanización de España. O lo que es lo mismo, Yugoslavia segunda parte. O lo que es lo mismo, trocear España en distintas naciones y mandarla a freír todos los espárragos de la historia. Sencillamente hacerla desaparecer después de descuartizarla. Al frente de la operación va el nacionalismo xenófobo, supremacista, liberticida y racista. Hoy van a por Cataluña, mañana a por la Comunidad Valenciana, después a por Vasconia, a por las Baleares, Canarias, Navarra, Galicia y así, insaciables, hasta dejar España hecha un guiñapo. Esto, amigos, no es política ficción. Este drama está simplemente en su primer acto.

Y ante esto o nos rendimos o resistimos y contraatacamos. Con una madre, la Patria, no se juega, ni se le humilla ni se le veja. Hemos llegado a donde estamos porque nos han vendido la burra ciega del "derecho a la diferencia", que inocentemente aceptamos. Después pasó a ser el "derecho al autogobierno" y también tragamos y al final es el "derecho a decidir o de independencia" que están a punto de colarnos. Vamos a repetirlo hasta enronquecer: la soberanía nacional reside en el pueblo español en su conjunto y no en ninguna de sus partes. Atención, pues, porque en los próximos meses lo peor, no toda, de nuestra clase política va a retorcerle el cuello a la Constitución hasta que escupa un referéndum para la autodeterminación de Cataluña. Y va ser que no. Como el libertador argentino general San Martín diremos: "Cuando la Patria está en peligro todo está permitido menos no defenderla". Y así será.

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