Es agradable presenciar y asistir a homenajes que evidencian que no se olvidan el arte y las aficiones que siempre tuvieron cuna y arraigo en nuestra ciudad. La afición a los toros ha sido, por los años, algo emblemático en Huelva, donde es para nosotros un orgullo que arraigaran dinastías toreras que llegaron a alcanzar fama en el arte del toreo.

Hoy la afición sigue latiendo en el corazón de muchos aficionados, aunque desgraciadamente menos que antaño y ello es por causa lógica de haber decrecido el número de espectáculos taurinos en nuestra vieja y querida plaza del barrio de La Merced. Pero ahí está el milagro y la fuerza vital de que pese a dos o tres corridas al año, la auténtica Huelva taurina se da cita cuando se la llama al reconocimiento de figuras que hicieron historia en nuestro coso onubense.

La plaza de toros La Merced constituye un estandarte a la historia taurina del ayer y del hoy, junto a ese intermedio que fue la Monumental, junto a la ría del Odiel, que tantas ilusiones despertaron en una época de avances de la ciudad.

Ahora cuando las Fiestas Colombinas últimas son un recuerdo, el ambiente del mundo de los toros se despierta siempre con la concesión de los premios El Cabezo, que con sabor de tertulia clásica, nos hacen vivir horas con aquellas ya olvidadas de una Huelva eterna.

Indudablemente el empeño y la organización que anualmente lleva adelante El Corte Inglés y nuestro periódico Huelva Información, son metas ejemplares que merecen toda felicitación porque además de premiar el arte de unos valientes que se juegan la vida, están poniendo cimientos y conservando una tradición que nunca debe bajar en su blasón español, andaluz y onubense.

En la última entrega de trofeos pudimos ser testigos de esa elegancia y maravillosa puesta en escena con que El Corte Inglés sabe presentar sus cosas, bajo la experta dirección de Manuel Varga y la organización de Huelva Información llevada por su directora Ana Vives Casas.

Recogida de trofeos siempre acompañados de esas palabras a cargo de los maestros premiados, que siempre nos traen a nuestra ciudad otra cita de carácter taurino para fortalecer la tradición.

Volver a ver en la pantalla, meses después, memorables escenas que no se olvidan y sentir la amistad de esas figuras del toreo a pie o a caballo, presente entre nosotros, es algo que se agradece. Quienes vivimos en nuestra juventud aquel despertar de la afición a los toros que puso en ruedo nacional a las primeras figuras del momento, sentimos nostalgia de aquel rito semanal de los encierros en la plaza en víspera del espectáculo, la animación del barrio de La Merced, la Vega Larga, con nuestra Banda Municipal aireando sus sones por todo el Paseo de la Independencia.

Cuando el otoño llamó con clarín sonoro a los premios de El Cabezo, muchos años de vivencia de la fiesta nacional volvieron a hacerse realidad. Ese es el camino.

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