Antonio Carrasco

ancarrasco@huelvainformacion.es

Póntela, pónsela

Cuando llegue la primera remesa de la vacuna aquí hay un brazo voluntario para que la inyecten

A MUCHOS les sonará una campaña de impacto a finales de los 80. Aquello del póntelo, pónselo fue una ruptura contra tabúes incluso dentro de la propia administración. Hubo roces entre ministerios entre quienes la apoyaron y otros reticentes a un mensaje tan directo que chocaba con los prejuicios mojigatos de una sociedad que negaba la realidad de la vulnerabilidad ante el SIDA. Era un problema de los otros, no de los míos.

En este país de papel de fumar hay quien ahora se escandaliza por la nueva campaña en las estaciones de metro de Madrid. En un mensaje directo insiste en lo que parece que no hiciera falta insistir: hay que cumplir las normas, dejar de saltarse las restricciones y cumplir. Luchar contra la pandemia es durísima incluso si todos respondemos.

Con miles de muertos y millones de contagios en todo el planeta, todavía hay quien alimenta la duda sobre la única salida que nos ofrece en estos momentos la ciencia a la mayor crisis a la que nos hemos enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial. La alternativa a la vacuna es la pesadilla con la que convivimos. Por mi parte lo tengo muy claro. Cuando llegue la primera remesa aquí hay un brazo voluntario para que la inyecten. Si puedo ser el primero, mejor que el segundo.

Que si los plazos son sorprendentemente rápidos, que si los porcentajes de inmunidad, que si la de Moderna es mejor que la Pfizer o si la que prepara el Gobierno tal… y es que como dice Óscar Lezameta: "Ahora todos sabemos de medicina".

Mis conocimientos sobre el tema son peregrinos, como los de cualquier ciudadano. Pero hay una certeza clara. Los recursos de todo el planeta están al servicio de las mejores mentes para encontrar una solución. Los políticos como buenos políticos andan con sus mensajes trufados de humo añadiendo una fecha y la siguiente para calmar a la población. Que si a primeros de año, el primer trimestre, durante la primavera, en cuestión de semanas… Mejor no dar plazos que no se puedan garantizar porque solo alimentarán la frustración del personal. Está claro que si 2020 ha sido el año de la pandemia, 2021 debe ser el de la vacuna (póngale el nombre al mes).

Así que ante la moda es ponerla en duda con argumentarios cogidos de Facebook, aquel que no se fíe ya sabe lo que debe hacer: deje paso y póngase a la cola, pero asuma las consecuencias de sus actos. Póntela, pónsela.

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