Escribo desde Villa Carlos Paz, ciudad turística de la Córdoba argentina, que ha crecido alrededor de un hermoso lago, con la montaña como telón de fondo. En Córdoba se celebra el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) presidido por el Rey de España. Se trata del más señalado foro de reflexión sobre el idioma español y está organizado por el Instituto Cervantes, las Academias de la Lengua Española y el Gobierno argentino. La figura emblemática que presta al Congreso el lema Lo que entra en la cabeza, de la cabeza se va; lo que entra en el corazón, se queda y no se va más es Atahualpa Yupanqui, figura cumbre del folclore argentino. En torno al Congreso tienen lugar manifestaciones culturales afines, algunas de las cuales se desarrollan en Villa Carlos Paz, ciudad que acogió a Manuel de Falla en su exilio. Al gran músico español se dedica precisamente el concierto inaugural del Congreso.

Aquí hemos reanudado contacto con los amigos que nos visitaron el Otoño pasado en Huelva: Roberto Kolla Chavero, hijo de Atahualpa, Yamila Cafrune y Pedro Solans, que es el coordinador de las jornadas de Carlos Paz, con los que compartimos momentos gratos de música, poesía y literatura.

Al conjunto de actos culturales con el idioma español como protagonista, se incorpora desde Huelva el Otoño Cultural Iberoamericano con dos presencias muy significativas: la exposición de un excelente fotógrafo cubano, Errancia y fotografía. El mundo hispánico de Jesse A. Fernández, coproducida con el Instituto Cervantes, que llega desde Huelva y Sevilla; y la presentación, del proyecto de las ediciones bilingües de Platero y yo a tres idiomas precolombinos: el guaraní de Paraguay y Argentina, el náhuatl de México y el aimara de Perú, que seguirán a la del quechua - español, publicada en el centenario de la primera edición de la "elegía andaluza". Se continúa así la línea de recrear el diálogo de Juan Ramón con el burrito "pequeño, peludo, suave", en palabras y sonoridades de los habitantes prehispánicos de América, habladas hoy por millones de personas. El proyecto no puede ser más oportuno en este año que ha sido declarado por la Organización de las Naciones Unidas Año Internacional de las Lenguas Indígenas, un valioso instrumento, según la ONU, para preservar sus tradiciones y costumbres, contribuyendo al desarrollo y la reconciliación entre los diferentes grupos humanos.

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