Cuando enero llega a su mitad a cualquier onubense, amante de su tierra y de sus tradiciones, le llega una fresca brisa en recuerdo de una fecha que desde la niñez lleva impresa en su corazón. El día 20, según el calendario más íntimo de la ciudad, el martirologio romano, tiene establecida la celebración de la festividad del Patrón de Huelva, nuestro siempre recordado, en la más entrañable devoción, San Sebastián.

Dados los nuevos tiempos, esa fecha, que antes era festiva y oficial, desapareció trasladándose al domingo más cercano a la misma, en que la procesión de Patrón recorre el nuevo periplo urbano de una ciudad que ya no es la misma desde hace no muchos años.

Huelva tiene dos fechas marcadas en el calendario festivo: la del 3 de agosto, fecha de la partida de las Carabelas descubridoras de América, y la del 8 de septiembre, celebración de la Patrona de la ciudad, Nuestra Señora de la Cinta. La antigua de San Sebastián se perdió hace mucho tiempo. Pero la tradición y la devoción de un pueblo se impone y perdura por los años. Y para Huelva cuando llega esta fecha de enero, la alegría inunda los corazones de los auténticos onubenses que miran a su Patrón como protector de la ciudad.

Y viene a cuento, en estas tristes circunstancias que padecemos de la pandemia, recordar que hace siglos Huelva se acogió a la ayuda celestial del santo mártir romano, precisamente con ocasión de una gran epidemia que asolaba nuestras tierras. Si examinamos los libros y memorias antiguas de la ciudad podríamos ver como allá, en aquellos lejanos tiempos, nuestra devoción patronal iba en dirección de San Roque, hoy co-Patrón de Huelva, y que siendo San Sebastián abogado y protector de salud para los enfermos de aquella mortal epidemia de la peste, fueron a su figura las peticiones de auxilio por parte de todos los vecinos de nuestra Villa. Pasada la terrible enfermedad y, en agradecimiento al santo romano, abogado de la causa, su patronazgo fue una realidad constatada en los siglos y en el amor agradecido del pueblo onubense. Cierto es que pese a los muchos años de esta devoción nunca existió una Hermandad, al estilo de la de la Patrona, que mantuviese las necesidades de los cultos durante el año, cosa que hoy, y gracias a la Parroquia que lleva su nombre y a la Hermandad de penitencia de los Estudiantes, junto a nuestro Ayuntamiento se cubren con esmero. Siempre recordaré en mis charlas amistosa con los anteriores cinco obispos de la diócesis, la razón de no haber cuajado esta deseada Hermandad, con la potencia de las demás existentes, y como curiosamente hubo un tiempo en que se pensó unirla en una devota y lógica identidad local con la de la Cinta.

Hoy día el culto al Patrón y su anual procesión goza de la mejor fama y presencia de la ciudad que cada enero acude ese domingo, a acompañarlo por un barrio moderno, pero lleno de recuerdos de antaño. Eso es lo importante, que pese a la frialdad religiosa general, Huelva mantiene el calor de una devoción que le honra: la de su Patrón, San Sebastián.

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