María Cinta Ortega Flores

Nuevo 8 de marzo

Hace dos años, uno de mis artículos cuaresmales coincidía en su publicación con la fecha de mañana, por lo que aproveché para hablar y reivindicar acerca del sitio o de la visualización de las mujeres en “este mundo de las hermandades de penitencia”. Este año, ante la inmediatez de mañana, nuevo 8 de marzo, en el que se conmemora ese “Día Internacional de la Mujer”, simbolizando esa lucha de la mujer por su participación dentro de la sociedad, en plena igualdad de derechos con el hombre, no he podido evitar volver a abordar el tema. En parte, por, digamos, ese sentir personal, desde una tierna edad, no entendía que las mujeres en este entorno cofrade “no pudieran hacer lo mismo que los hombres”, y, en parte, por los comentarios que aún, se me siguen haciendo tras aquel artículo.

En más de una ocasión se me ha aclarado por aspirantes o, por ya, miembros de juntas de nuestras hermandades, que por parte de su elenco concreto, se habían buscado a mujeres, y estas, no se habían prestado a ir en junta. Preguntas primeras que se vienen: “¿Qué número de mujeres habéis buscado? ¿Cinco, seis? ¿Cuántos hombres han dicho que no? ¿Cuándo se gestó este grupo, las hicisteis partícipes del proyecto, con capacidad decisoria, o se les ha buscado después? ¿Qué cargos se les ha ofrecido? ¿Los típicos que hace tiempo se vienen dando a las mujeres?”.

Del mismo modo, por alguna que otra mujer, se me ha dicho que ella, personalmente, no había sentido que por el hecho de ser mujer, se le haya tratado de una forma diferenciada. “¿Se ha contado contigo para resoluciones relevantes? ¿La propuesta para la toma de esa decisión, ya te la estaban dando? O, al contrario, ante la situación creada, ¿te han preguntado expresamente qué medida entendías tú que se debía tomar?”

No puedo compartir la opinión de que al día de hoy, la mujer se encuentre en igualdad de condiciones respecto al hombre en este contexto “penitencial”… Baste cuantificar: Sólo una mujer ha formado parte del Consejo de Hermandades y Cofradías de Huelva. Sólo una mujer se encuentra en el Pleno de Hermanos Mayores como Hermana Mayor, sin olvidar, que lo es de una hermandad joven. Sólo una mujer ha sido Presidenta de Gestora de una hermandad, en momentos convulsos. Sólo una mujer ha sido Pregonera de nuestra Semana Mayor… Sólo una capataz y, de una cuadrilla femenina… Son demasiados “sólo”. Y, a lo mejor, alguna de esas “una” lo ha hecho o lo hace mal, pero probablemente, igual que otros tantos de esos “muchos hombres”.

No se trata de que exista paridad, claro que no, pero sí de que entre las personas idóneas para aquello de lo que se trate, puedan aparecer más nombres femeninos. Amén de que a la hora de enjuiciar, este juicio se lleve a efecto bajo los mismos cánones.

¿Se nos obvia? ¿Nos obviamos? Puede que seamos nosotras, que no llegamos a creer en nosotras mismas, pero posiblemente, por todos los condicionantes que aún nos acompañan.

A mayor abundamiento, ¿de verdad, que en alguna ocasión, no se ha escuchado, cuando una mujer ha aparecido sola por alguna hermandad o por algún lugar relacionado con este ámbito, algo así como que “qué vendrá buscando”? Creo que por el lector, desafortunadamente, se ha entendido a qué me he referido con esas palabras entrecomilladas.

Señores, señoras, permitan y permitámonos el avance respecto a esa igualdad de género en nuestras hermandades.

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