Como en una bajamar, la corriente se va llevando la marea de los recuerdos. Hace días estábamos todavía en Colombinas, la ciudad era todo alegría de unas fiestas tradicionales metidas en el corazón y las efemérides históricas era parte consustancial de nosotros mismos.

Siempre he creído que las fiestas tienen su eco musical. Y las nuestras no iban a ser menos. Desde la estridencia de la música amplificada por altavoces, que sirve de animación para el parque de atracciones mecánicas, hasta esa otra que mantiene la belleza de los sones conocidos de queridas composiciones que siempre han sido amigas de nuestros mejores momentos, la música, en general ha sido compañera de nuestras tradiciones y festejos populares.

Quisiera, desde este rincón del periódico, dedicar un pequeño homenaje, lleno de sentimiento agradecido, a dos orquestas onubenses, que merecen nuestra admiración. Una de ellas es la más antigua de la ciudad: la Sinfónica Municipal y la otra la más joven la Orquesta Colombina Onubense. En los actos colombinos celebrados en La Rábida el día 3 de agosto, tuvieron intervención las dos con gran éxito en sus diversas interpretaciones.

La Sinfónica de Huelva, dirigida por Francisco de la Poza, animó ese momento histórico en que la Real Sociedad Colombina rinde homenaje a la fecha, con la interpretación de himnos y marchas que hace subir el entusiasmo y el ánimo. La antigua Banda de Música Municipal siempre ha estado con la Colombina desde cerca de un Siglo.

Por otro lado, la joven Orquesta Colombina Onubense volvió de nuevo a sorprender a Huelva con una magnífica actuación en la tradicional misa rabideña. La Orquesta y su Coral hizo una maravillosa interpretación de la Misa de Pío X, que fue muy alabada por todos los asistentes, una orquesta joven que promete para el futuro y a la que todos debemos darle nuestra ayuda y apoyo. Bajo la dirección de Pablo Arazo, este conjunto ya es orgullo de nuestra música onubense.

Dos conjuntos musicales que levantan el pabellón de la ciudad, en un arte que es eco brillante de la valía de sus integrantes. La Huelva musical contribuyó un año más a dar brillantez y sentido a nuestras fiestas colombinas, que, sin duda alguna, han tenido este año, el éxito esperado por el gran trabajo del Ayuntamiento en los desvelos de su Alcalde y del segundo Teniente Alcalde de Cultura.

Nuestros populares festejos a la orilla del Odiel firmaron en las bellas y tradicionales noches agosteñas todo el embrujo y la alegría de un pueblo que exalta con pasión y orgullo una de las mayores páginas de la historia universal, nacida en nuestros lares.

La Rábida, eje espiritual y material del comienzo de la Gran Aventura, será siempre ese telón palermo que bajo el manto de la Virgen de los Milagros se erige en el más alto mástil de una carabela de recuerdos que nos ensanchan cada día nuestro corazón y eleva el espíritu más español y andaluz de una Huelva eterna.

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