En mi reciente viaje a Argentina he conseguido desconectar de la cotidianeidad política española, renunciando a ver la televisión y leyendo solamente la prensa del país. Era consciente de que, si algún hecho trascendente se hubiera producido en España durante las dos semanas en que estuve ausente, se habría comentado en el entorno del Congreso de la Lengua Española en el que me movía. Como supuse, al regreso encontré que el panorama informativo continuaba contaminado por la misma atmósfera preelectoral, crispada, agria, descalificadora y malhumorada. El inicio de la cuenta atrás de los quince días previos a la cita con las urnas no ha sido sino una fecha en el BOE, pues la campaña real estaba hace tiempo en los medios y en las plazas públicas. Lo habitual.

Para definir este clima me viene a la mente un poema de la última ganadora del Premio Cervantes, la exquisita y casi centenaria uruguaya Ida Vitale. Se titula Del miedo como denominador y sus últimos versos dicen: "A veces, se echó atrás / la máquina funesta que animaron. / Y sin embargo todavía resuena / bajo los arcos de la palabra. / Hasta el lenguaje llegan los indicios del miedo". En nuestro caso, no tenemos siquiera el consuelo de que "la máquina funesta" parezca retroceder y la comunicación queda impregnada de "los indicios del miedo". Quiero pensar, así lo veo, que el lenguaje entre las personas de este país, de cualquier ideología, es generalmente mucho más amable, dialogante, contemporizador, empático en suma, que el de los políticos que las representan. De lo que se deduce que estos no están ejerciendo correctamente su papel de reflejar la voluntad -con el talante- del pueblo que les ha elegido. El riesgo inevitable es que el pueblo, que debiera ser "soberano" y dictar en consecuencia la conducta de los políticos, en realidad actúe como "súbdito", dejándose llevar por la senda que ellos le marcan.

Los lamentables sucesos de Rentería, con el acoso de parte de los vecinos de esta localidad abertzale y el silencio del resto a líderes de Ciudadanos, son ejemplo de la agresividad de unos y pasividad de otros, rescoldo de un miedo que fue. Era esperable. Menos previsible ha sido que Pablo Echenique (Podemos) manifestara que Ciudadanos había ido a Rentería a provocar. Ante la pregunta de una periodista de la cadena Ser, Maite Pagazaurtundúa respondió con otra pregunta: "¿Como las mujeres con minifalda?".

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