Logaritmo neperiano y logaritma neperiana

Ahora la idea es erradicar "ideas preconcebidas con el género" en las clases de matemáticas para "el bienestar del alumno"

A la ministra Celaá le sobra una a en el apellido. A ver: cada cual puede tener el apellido que le dé la gana, o el que le toque, en realidad. No pondré yo un pero, pero (vaya, ya he puesto un pero) por muchas aes que le coloques siempre va a sonar igual. Si no, vuelve arriba y léelo otra vez: : Celaá se lee Celá. Sobra una a. No sé yo si un lingüista estaría de acuerdo conmigo, pero (otro pero, ya van dos) imagino que se trata de un ejemplo más del principio de economía del lenguaje, que no es una regla gramatical, ojo, sino un fenómeno por el que la gente, o sea nosotros, tendemos, especialmente cuando hablamos, a acortar palabras y expresiones para ahorrar tiempo. Para decir lo mismo con menos. El andaluz es el rey de la economía del lenguaje: Anca mi abuela, bocao, quillo, to... son algunos ejemplos del asunto. Así que cuando pronunciamos un apellido como Celaá nos comemos una a porque, simplemente, no hace falta. Es como los ceros a la izquierda de cualquier número. Ya puedes poner mil, que da lo mismo.

Hablando de números, precisamente la susodicha y el Gobierno que nos ha tocado, que gustará a unos más y a otros menos, andan reliaos con el desarrollo curricular de su Ley de Educación (otra) y han decidido que ya está bien, que no podemos seguir así y que las Matemáticas deben tener un enfoque "socioemocional" (SIC) y con "perspectiva de género". La idea es "erradicar ideas preconcebidas con el género" con el fin de "fomentar el bienestar del alumno y el interés por esta disciplina". En resumen: que las matemáticas también tienen que ser inclusivas porque si no, no se aprenden, hombre ya.

A mí me parece divino todo eso, que conste. La perspectiva de género es muy necesaria en prácticamente todos los ámbitos, pero es que ya estoy viendo que se van a meter en el fangal del lenguaje inclusivo (a su manera, porque hay otras formas mucho más eficientes de ser inclusivo sin necesidad de andar repitiendo cada palabra tres veces) y mi imaginación, que de por sí ya es disparatada, se sube a la parra y empieza a vislumbrar un futuro en el que las clases de matemáticas se terminen dando, y a ver quién ese l guapo que lo entiende, conceptos como la suma y el sumo, la resta y el resto, la derivada y el derivado, la gráfica y el gráfico, el término y la termina, el dividendo y la dividenda, el sumando y la sumanda, el divisor y la divisora, el resto y la resta (que no es lo mismo que la resta y el resto, ojo), el logaritmo y la logaritma (añade neperiano y neperiana, si se da el caso, y te echas unas risas) y por supuesto el número primo y su prima. Puestos a ser inclusivos, lo mejor sería que las llamaran definitivamente mates, que es mucho mejor que matemáticas: lingüísticamente económico (como la a de Celaá) y encima ya lleva el neutro de serie. Eso que se ahorran.

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