Carta abierta de una enfermera del hospital Juan Ramón Jiménez: "Estamos perdiendo la salud para cuidar la de los demás"

Una profesional visibiliza en un escrito "el colapso asistencial" en su servicio, donde llegan a ser solo dos enfermeras para 32 pacientes durante muchos turnos

Una enfermera atendiendo a una paciente en una imagen de archivo.
Una enfermera atendiendo a una paciente en una imagen de archivo. / M. G.

Huelva/“Estamos perdiendo la salud para cuidar a los demás”, advierte una enfermera del servicio de Medicina Interna del hospital Juan Ramón Jiménez en una carta abierta en la que visibiliza "el colapso asistencial en su planta", donde llegan a ser solo dos enfermeras para 32 pacientes durante muchos turnos.

El escrito comienza lamentando que "la jornada de hoy ha sido otro día de maltrato laboral". Así define esta enfermera su trabajo en un servicio que tilda de "complejo" porque cuenta con "pacientes que requieren mucha atención, una gran cantidad de cuidados y mucho apoyo". Los mismos, según sostiene la profesional, están repartidos en 32 camas, "la mayoría de las veces todas ocupadas" y, aunque "de 8:00 a 15:00 normalmente somos tres enfermeros y tres técnicos auxiliares de enfermería, a partir de las 15:00 perdemos un enfermero y un auxiliar", pone de manifiesto, al tiempo que puntualiza que, "a veces, y solo a veces, contamos con un enfermero más que refuerza el turno".

La profesional recuerda las protestas del pasado febrero frente al hospital Juan Ramón Jiménez y reconoce que "en aquel momento fueron reforzados casi todos los turnos", algo que "solo duró un tiempo porque ya estamos volviendo a nuestra situación habitual. Es decir, que la mayoría de las tardes somos dos enfermeros para 32 pacientes, al igual que ocurre los fines de semana". En este sentido, deja claro que no está en contra de los turnos de 12 horas, "pues el problema no son las horas, sino la carencia del personal necesario para poder desempeñar correctamente nuestro trabajo, con condiciones dignas".

Por ejemplo, en relación al día que envió esta carta a esta Redacción, "hoy llevé a ocho pacientes por la mañana gracias a que tuvimos un refuerzo, pero a partir de las 14:30 los pacientes a mi cargo aumentaron a 16, con todo lo que eso conlleva". "No solo por la propia complejidad del paciente, sino por las múltiples incidencias que se producen a lo largo del día", véase imprevistos, altas, traslados, ingresos, pacientes que se desestabilizan o problemas de medicación, entre otros. "Me siento como una máquina de realizar técnicas", resume, al tiempo que se describe como "un robot que no para de preparar medicación, revisar las vías, realizar glucemias, curar heridas, tomar constantes, repasar tratamientos, escribir incidencias...". "No hay cabida, prácticamente, para el apoyo emocional, para resolver dudas a los pacientes o, simplemente, para escucharles y darles un poco de aliento, realmente lo que más nos satisface".

La enfermera que realiza el escrito sostiene que "servicios como el nuestro no pueden depender de que un día haya o no haya disponible un enfermero de refuerzo. Necesitamos más personal en la plantilla estructural de la planta", sentencia.

En resumen, la especialista relata su jornada: "he entrado a las 8:00 y he salido a las 20:40, más de doce horas trabajando a presión porque no nos da tiempo a poder abarcar tal cantidad de trabajo. Doce horas de estrés en las que, con suerte, puedes pararte 20 minutos para desayunar o comer corriendo". "No da tiempo a respirar, tampoco casi ni a ir al baño, cuando te das cuenta tu vejiga está al máximo". De hecho, prosigue en su misiva, "la gran mayoría de días no nos da tiempo a lavarnos los dientes después de cada comida; ni a mirar el móvil por si tenemos una llamada importante. No da tiempo ni a sentir ni a sentirte", asegura.

Afirma que vive en "estrés continuo" y que todo ese estrés "se te va acumulando en el cuerpo y en la mente. Comienzas el día relativamente bien y sales destrozada, agotada, sin energías, apaleada, con la tensión por las nubes y con las lumbares contracturadas". Además, añade, "con estos niveles de estrés, tenemos que hacer malabares para tener toda nuestra atención en lo que estamos haciendo y no cometer ningún error".

Finaliza esta enfermera explicando que "estamos perdiendo la salud para cuidar de la de los demás" y esto sucede, a su juicio, "por falta de personal y recursos". O dicho de otro modo, "por la explotación laboral", finaliza, no sin antes dejar claro a este periódico que no tiene ninguna queja de la supervisora ni de la jefa de Bloque.

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