Jabugo ostentará este año el título de Ciudad Gastronómica. Titulo merecido. Justicia a una fama secular, Premio a un pueblo laborioso que supo conservar el prestigio. Protagonista: el Jamón. Desde hace un tiempo hasta ahora, Jabugo ha dado un cambio en su fisonomía ambiental indiscutible. Los numerosos actos, las fiestas, la elevación de la cultura y la preocupación constante por mantener en lo más alto el titulo del que es dueño y que enaltece al mejor jamón del mundo.

Mi aprecio por Jabugo es de antiguo. Me traslado al finalizar la década de los cuarenta del siglo pasado y sigo viendo la maravilla de un pueblo tranquilo, trabajador y familiar La estampa de entonces me recordará siempre a sus habitantes, sus festejos populares, sus calles, la Carretera, donde paseábamos, el barrio de la Fuente con sus lavaderos, la calle Barco llena de tipismo y originalidad en su cuesta sobre el empedrado con la iglesia al fondo, la calle llamada entonces Triana, donde era un equilibrio difícil deslizarse cuesta abajo hasta la entrada del callejón que conducía a la plaza de toros, junto a la casa del veterinario, las obras del Mercado, en la parte trasera del Ayuntamiento, donde jugábamos al escondite, las noches veraniega sentados en la puerta del Casino en veladas y tertulias llenas de amistad, la majestuosidad del edificio noble del Tiro, con recuerdos de presencias reales, las procesiones de San Miguel y de la Virgen de los Remedios, el enorme caserón de la Fabrica de Sanchez Romero y Carvajal, las excursiones al Repilado, con sus fiestas inolvidables de San Juan, donde nos gustaba contemplar el trafico ferroviarios y escuchar a la orquesta Molero tocando encima del altillo de La Cueva, junto al Casino del que mi padre fue uno de sus fundadores. Un pueblo jabugueño lleno de encantos que en la juventud se nos hacia idílico.

Trabajo, comercio e industrialización pionera como la Central Eléctrica de Santa Teresa, hecha en principio con capital propio por el abuelo de mi mujer Román Talero y dirigida después por su hijo Juan, diputado. Todo bajo un paraje verde en primavera que nos embargaba el espíritu como si estuviéramos en el Paraíso.

Jabugo, del que tanto he escrito, inolvidable, eterno. Hoy, en el progreso de los años esta población serrana que se ha levantado a impulsos de su fama, jamones, embutidos, chacinas y sobre todo la amistad de su gente, su afecto y simpatía están logrando muchos puntos a favor para toda la serranía onubense. Un pueblo que se mueve, que actúa con la inquietud de ir a más y lo está consiguiendo. Con el trabajo común de todos, bajo la dirección de su alcalde, Gilberto Domínguez, siempre como cada jabugueño y toda la Corporación Municipal entregado a su pueblo.

Me gusta volver al pasado, lleno de nostalgia, para soñar con aquellos viajes por la línea de Zafra, una de las más bellas de España en su recorrido por puentes, túneles y paisajes de maravillas. Una línea que merece más ayuda y mas modernización en su tiempo de recorrido y llegada a la capital o a la extremeña Zafra. El Año Nuevo, prepara nuevas actividades a Jabugo y la repetición de eventos multitudinarios, como el gigantesco cocido "con todos los avíos" y ahora esa capitalidad de Ciudad Gastronómica, que para nosotros siempre lo fue y que en este 2023 se aireará como una bandera andaluza y onubense a toda la fama nacional. Jabugo es una cita obligada y una parada turística y sabrosa que nos espera a todos.

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