Joan Manuel Serrat dijo en una ocasión que, si España era su patria, Latinoamérica es su matria. Compartimos con él la idea de que, más allá de la patria chica, el pueblo o la ciudad en que nacimos; de la región que nos marca con su impronta -ser andaluces, castellanos, vascos, catalanes…-; de la nación a la que pertenecemos, se encuentra una patria supranacional que, en nuestro caso, es Iberoamérica. Con el resto de los iberoamericanos nos sentimos unidos en el idioma o idiomas, si incluimos el portugués, con que nos expresamos; en la historia común, a veces conflictiva (pero, ¿cuál no lo ha sido?); en el modo de entender la vida y en los valores que nos guían. Sin perjuicio de nuestra pertenencia a Europa, muchos consideramos a Iberoamérica como una patria más amplia, supranacional, y a sus habitantes como compatriotas. Es más, creemos que nuestra integración en la Unión Europea no debería alejar a España y Portugal de la América Ibérica, sino más bien determinar la misión de estos dos países para servir de puente entre los que se encuentran en la otra orilla del Atlántico y Europa.

Esta línea de pensamiento, con sus matices, es la que orienta en Huelva instituciones de tanto abolengo como la Real Sociedad Colombina Onubense y convocatorias tan relevantes como el Festival de Cine Iberoamericano. Asimismo inspira numerosas iniciativas de entidades públicas onubenses: Diputación, ayuntamientos de la capital y provincia, Universidad de Huelva, Universidad Internacional de Andalucía,… También nace de ahí el principio fundamental del Otoño Cultural Iberoamericano (OCIb): conectar, a través de la cultura, a los ciudadanos de la Comunidad Iberoamericana de naciones.

A lo largo de la última década, en colaboración con un grupo de entidades públicas y privadas, de España, Portugal y América, el OCIb ha venido preparando año tras año una programación de notable calidad al servicio de esa idea. Aunque repartida por numerosas localizaciones, su foco se encuentra en Huelva, un rincón de Europa en el que se gestó el encuentro entre civilizaciones que marcaría nuestra historia y la del mundo y que ha dado como resultado lo que somos hoy. El OCIb pretende contribuir a intensificar el conocimiento mutuo y la relación entre las gentes de Iberoamérica. Todos estamos invitados a participar como protagonistas en este viaje cultural, una apasionante aventura para el espíritu.

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