¿Por qué en Huelva no?

“Hay decenas de estudios que confirman que el patrimonio subacuático de Huelva es grande y muy relevante”

¿Por qué en Huelva no?

¿Por qué en Huelva no? / M.G. (Huelva)

Pasaron fenicios y tartesios, y los que estuvieron antes que ellos. Y turdetanos y griegos, romanos, godos, árabes, piratas y corsarios y las carabelas, naos y galeones de los reyes cristianos. Pasaron todos, y todos se dejaron algo. A lo largo de miles de años se han sucedido los naufragios en una provincia que, a falta de catedrales, tiene en el mar una parte esencial de su patrimonio. La costa de Huelva es un inmenso contenedor de historia. Un gigantesco arcón en el que permanecen guardados los más valiosos tesoros, que lo son (valiosos y tesoros, las dos cosas) porque nos muestran lo que fuimos. Esto que les cuento no me lo estoy inventando yo, claro. Más allá de lo que nos hacen suponer la lógica y unos cuantos hallazgos casuales, hay decenas de estudios que confirman que el patrimonio subacuático de Huelva es, además de enorme, muy relevante desde el punto de vista histórico. Lo sabe todo el mundo, y por eso me llama poderosamente la atención que nunca, jamás, se haya pretendido siquiera explorarlo en condiciones. A excepción de un intento de carta arqueológica local que se quedó a medias, nadie, ninguna entidad, ha querido nunca sufragar un estudio provincial que permita al menos delimitar el alcance real de este patrimonio. Que nos permita saber de qué estamos hablando, por lo menos, para poder decidir qué hacemos con él. Lo más curioso es que en Andalucía tenemos una institución que sirve para eso, o más bien habría que decir que sirve para eso en todas partes, menos aquí. Les voy a contar algo: el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), que pertenece a la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, acaba de anunciar a bombo y platillo el comienzo de las prospecciones arqueológicas con las que se abre el proyecto Vestigium, una ambiciosa iniciativa capitaneada por el Centro de Arqueología Subacuática (CAS) con la que pretende investigar, para después cuidar, los restos que puedan encontrarse en las zonas intermareales de Cádiz. En concreto, se realizarán prospecciones en seis playas de la provincia gaditana que cuentan con una “importancia histórica” de cierta relevancia o con una concentración determinada de yacimientos arqueológicos subacuáticos. No me parece mal la iniciativa, ojo, que el patrimonio de Cádiz también es mío, porque el patrimonio es de todos, pero no deja de chirriarme que después de más 30 años de existencia el nombre del CAS no aparezca todavía ligado a ningún proyecto de envergadura en Huelva, más allá de su participación en algún hallazgo fortuito o en el inconcluso proyecto Trafalgar, que nos dio de refilón. Lo que me molesta es que aquí nadie le haya dicho todavía al CAS, al IAPH o a la Junta que se vengan un día a mirar lo que tenemos aquí, que también tenemos derecho. Y lo que más me duele es que no decimos ni mu por culpa de este puñetero complejo que tenemos de creernos menos que nadie. Por esta manía tan nuestra de olvidar que nosotros también estábamos. Que nuestra orilla también fue parte esencial de la historia porque fuimos origen y destino de grandes civilizaciones. Por aquí pasaron, les decía antes, fenicios y tartesios, griegos, romanos y reyes, y no dejo de preguntarme qué pensarían si nos vieran ahora. Si no supieran en qué nos hemos convertido.

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