En el ambiente hostil que vivimos, donde la violencia supera las palabras y los ecos de concordia, en ese deseo de poner cimientos reales a la paz, hay lugares como nuestra nación que no olvidan sus hechos más notables de cara a una grandeza espiritual y material que dio luz a medio mundo, cuando en nuestras tierra no se ponía el sol. He dicho muchas veces que el mes de marzo es uno de los del año que tienen enjundia histórica.

Y si lo trasladamos a nuestra Andalucía, única en la manera de sentir y celebrar las cosas, vemos claramente como ese sentimiento tan español de valorar nuestras grandes hazañas, se hace más real que nunca.

La Historia, con mayúscula, se escribe en un movimiento vivo y rotatorio, para su constate refrendo en la memoria de todos. Una memoria que va llena de ilusiones, orgullo y alegría, en la constancia de las aventuras gloriosas de nuestros antepasados, cuando en estos tiempos de hoy hay quienes quieren borrar de la memoria lo que no se puede borrar.

Cada marzo, un cirio arde con luz universal para traer la presencia de aquel marino que bajo la corona de los Reyes Católicos y la ayuda de nuestros marineros, descubrió un nuevo mundo y que a la vuelta de su primer viaje testificó el hecho y su fe, así como su devoción a la Virgen de la Cinta, cumpliendo un Voto, en Huelva, en la antigua Ermita, hoy Santuario, del Conquero.

Cada marzo, en su medianía, Palos de la Frontera exalta con sus mejores galas, el regreso a puerto, la arribada como dicen los gallegos, de las carabelas Pinta y Niña, que traían la noticia del nacimiento de nuevas tierras que completarían la faz del mundo conocido. Y siguiendo con recuerdos históricos llenos de devoción, casi a la vez, en fechas, Moguer enciendo otro cirio votivo en acto colombino, en la majestuosidad del monasterio de Santa Clara, dando y haciendo justicia de la presencia bajo su impresionantes arcos y bóvedas e la presencia en aquel lugar del marino que con los frailes del convento franciscano de La Rábida hizo nacer la semilla de la empresa.

Tres fechas de oro en la vida de los siglos onubenses, enmarcadas en un triángulo de pocos kilómetros, bajo la brisa del Tinto y del Odiel, que fueron alas de tan inmensa aventura. Tres fechas que al calor de la Real Sociedad Colombina Onubense, mantienen los ayuntamientos de Palos de la Frontera y de Moguer, con la entrega devocional de la Hermandad de la Virgen de la Cinta y la comunidad rabideña.

Cuando escribimos sobre estos temas, a veces tan separados de la realidad de nuestros días llenos de olvidos y de intencionalidades, nuestro corazón como onubenses se nos llena de una particular alegría en la que siempre hemos permanecido, durante toda la vida, fiel a un espíritu y aun orgullo español.

Huelva, Palos de la Frontera y Moguer, unidos en el calor de la historia grande de España. Una historia por la que corrió la sangre, la savia y el espíritu de aquellos andaluces que llenaron de amor y valentía la historia del mundo.

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