LA primera medida que ha tomado el nuevo consejo de administración del Recreativo encabezado por Manolo Zambrano es cargarse a Fernando Iturbe. El siguiente será José Luis Peña. Uno y otro estaban en la lista negra y en todas las quinielas. Y se supone que serán más los que abandonen la entidad en las próximas semanas.

Independientemente de que los nuevos rectores limpiarán todo lo que huela a Comas, hay que ser consciente de que el Decano está muy por encima de sus posibilidades económicas con respecto a empleados en nómina. Los trabajadores lo saben y las medidas tienen que ser a la mayor brevedad posible, ya que el lastre sigue en aumento y eso es un serio problema para su viabilidad.

Zambrano ha dicho, con respecto a Ceballos, otro que sigue estando en el punto de mira porque hasta algunos políticos han tomado partido en el asunto, que al entrenador lo mantendrán o lo despedirán los resultados. Las palabras del nuevo presidente añaden algo de cordura a la cacería que se había emprendido con el sevillano, calmada por el resultado ante el Murcia. En todo caso, Ceballos haría bien en aislarse porque las escopetas siguen estando dispuestas. Él sabe que sólo ganar le garantiza la calma. Aunque ya algunos medios han cambiado el discurso y el viento.

Es la nueva etapa del Recreativo. Y aunque sea transitoria se esperan gestos porque la afición así lo exige. Todo el esfuerzo que se ha hecho por parte de los incondicionales no puede caer en el olvido ni en saco roto. Ahora son todo noticias desde la sonrisa. Sólo se espera que los semblantes no se tuerzan cuando vengan curvas, que vendrán. El Recreativo sigue necesitando al mejor gestor del mundo para poner la casa en pie. Mientras, se vive de la ilusión por el regreso del club a Huelva. Pero esa no es la solución y todo el mundo debería saberlo. Por lo que pájaros en el aire, los menos posibles. Hace falta paz y esa premisa da la impresión que se instaura en el seno del club. A partir de ahí, dinero para que cobren los empleados. Porque, ya lo escribía hace poco, en cuanto pasen unas semanas y la gente siga sin cobrar, el demonio cambiará de cara. Sencillamente porque ya hay nuevo consejo y cuando se asume la responsabilidad hay que hacerlo en toda la extensión de la palabra.