Dos por uno

Amenábar ha dicho en una entrevista que la España de hoy es la España que Franco ideó

El aburrido director de cine Amenábar acaba de estrenar una película sobre san Miguel de Unamuno. Atrevimiento singular es tocar la figura de la cabeza más grande de la España del siglo XX. Por lo que cuentan repite una serie de falsedades sobre don Miguel en la línea habitual del sectarismo del cine español. La crítica de un amiguete del director dice que "el relato se entumece en sus momentos menos acertados y recuerda las composiciones tristes de un museo de cera". Ni que decir tiene que no pienso verla, no quiero desmoronarme de sopor y aburrimiento en la butaca. Esta entrada cinematográfica viene a cuento de que en la promoción del bodrio Amenábar ha dicho en una entrevista que la España de hoy es la España que Franco ideó. Por poco me lo hago en los pantalones de la risa que me dio al ver el titular. Se le perdona al chaval que diga estas chorradas por aquello de la edad. Tenía la criatura tres años cuando falleció el general Franco. Una España con un Parlamento en el que se sientan comunistas, separatistas, filoterroristas y cosas por el estilo parece que está lejos de lo que Franco pudo soñar o idear. Y lejos también de lo que algunos podemos desear.

Lo digo, por enésima vez y antes de unas nuevas elecciones: los separatistas y los filoterroristas están sobrerepresentados en el Parlamento español por desgracia de una ley electoral sencillamente aberrante. Lo he contado aquí no sé cuántas veces: en unas pasadas elecciones ERC, que se presentó en cuatro provincias, sacó 500.000 votos aproximadamente y consiguió diez escaños en las Cortes. IU, en toda la nación, obtuvo 1.000.000 de votos y la ley de marras le concedió cinco diputados. Es decir, con el doble de votos que una formación nacionalista obtiene la mitad de diputados. O lo que es lo mismo el voto de un partido nacionalista vale cuatro veces más que el de un partido nacional. Hoy por hoy nos estamos ahorcando con la soga de esta ley electoral. Si tuviésemos una ley más justa el laberinto de las provincias catalanas y vascas sería hoy la mitad de la mitad. Y encima de estar sobrerepresentados se permiten el lujo de intentar prohibir que los partidos españoles constitucionalistas vayan allí a hacer campaña electoral, como ha promovido Bildu en estos días. Al decreto para aplicar el artículo 155 de la Constitución, que el presidente Sánchez tiene preparado por si se desmanda el orden constitucional en Cataluña después de la sentencia del Tribunal Supremo por venir, le puede hacer fotocopia y aplicarlo también en las provincias vascongadas y dos por uno. Menudo alivio.

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