Acharados y divertidos

En los últimos tiempos, se han sembrado vientos no propicios para llegar a buen puerto

Que trabajito cuesta, muchas veces, que las cosas vuelvan a su cauce. Es como cuando alguien se tropieza y tras dos o tres pasos más, con su desequilibrio inicial, de nuevo lo hace y así una y otra vez, alargándose su inestabilidad más de lo deseable. En una situación así, el protagonista suele achararse y, si los hubiere, algunos testigos se sonreirán abiertamente o lo harán por dentro, como un divertimento inesperado. Cualquiera podemos encontrarnos en esa circunstancia, en uno u otro papel, el de acharado o el de divertido. En política es similar y eso viene ocurriendo. Cada partido está vivenciando el doble rol según dónde y cómo. Los recientes comicios han dejado un panorama en el que todos sufren y, a la vez, se alegran. El PSOE está contrariado porque los demás no se echan a sus pies para asegurar la investidura de Pedro Sánchez; el PP por su retroceso electoral y por las repercusiones económicas aparejadas; Cs porque no termina por consolidarse, con el añadido de una crisis interna que no logra tapar mediáticamente y que como consecuencia está provocando que pesos destacados de la formación, en un goteo continuo, se están dando de baja -el último Francesc Carreras-; Unidas Podemos porque el presidente en funciones no deja de torear a Pablo Iglesias y no le concede ese anhelado ministerio que significaría para este su tabla de salvación política; Vox porque no dejan de ningunearlo o porque ven que otros realizan rituales de autofumigación simbólica para desinfectarse cuando se hace público que se han reunido con algún dirigente suyo; y no sigo con independentistas y el resto para no ocupar más espacio. Pero todos estos contratiempos o contrariedades representan, a su vez, alegrías de los que no los padecen. Se activa aquello del placer por el mal ajeno. Todo esto quedaría a nivel de anécdota curiosa si no fuera porque se nos está colocando al borde de unas nuevas elecciones, generales y de alguna que otra autonómica. Asimismo, porque la imagen que se proyecta es la de inseguridad política, la cual dificultad inversiones, mejoras en infraestructuras u otras de carácter social. En los últimos años, entre egos sobredimensionados, chulerías, posturas arrogantes y otras lindezas se han sembrado vientos no propicios para llegar a buen puerto. Felipe González aconseja mandar a más de uno al rincón de pensar para que después digan que van a hacer con su voto; bien, pero que no se equivoque, tienen que ir todos, incluido Pedro Sánchez.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios