Menos lobos

Convendría que el Gobierno fuera más prudente y humilde en cuanto a la situación económica

Todos sabemos que hay expresiones de uso común que se ponen de moda; unas veces, en el conjunto de una sociedad y, otras, en ambientes o sectores específicos. Los motivos, obviamente, son muy diversos. Uno de ellos es porque a los emisores les parece que al utilizarlos pueden obtener algún beneficio. Esto sucede en todos los ámbitos, pero donde encontremos, quizás, más ocasiones al respecto sea en la política, donde se busca sembrar simpatías que logren materializarse en votos. Por ejemplo, hubo un tiempo en el que la palabra integral solía acompañar a leyes que se publicaban y a actividades o abordajes de lo que se quería atender. Subyacía una especie de emoción consistente en que si no aparecía la misma significaba que no se iba a cubrir o a tener en cuenta la totalidad del problema a resolver o de aquello que se quería estudiar, valorar o cuidar. Lo habitual es que estas modas sean más bien pasajeras. Sin embargo, otras son recurrentes, nunca desaparecen del todo, y esto se lo podemos aplicar al vocablo histórico. Por citar un caso, hace años había un alcalde en Huelva -Pedro Rodríguez- que cada doce meses repetía que las fiestas de la ciudad de ese año eran históricas. Pues bien, desde que se formó el gobierno de coalición de PSOE y UP hemos escuchado, más de una vez, que lo que habían decidido o realizado constituía un hito histórico. Probablemente, esta afición pueda tener que ver un poco con el adanismo del que han hecho gala; si bien, sobre todo, apunta a pura propaganda para convencernos que son lo mejor de lo mejor de todos los tiempos. Ahora, con motivo de los datos del paro y de los afiliados a la Seguridad Social, Pedro Sánchez y su equipo no han dudado en calificar este agosto de histórico; ubicando la situación económica al nivel previo a la pandemia. El mes pasado se cerró con 82.583 parados menos y con 76.541 cotizantes más, lo cual siempre es una buena noticia, pero resulta que todavía hay más de 272.000 trabajadores en ERTE, por lo que les convendría que fueran más prudentes y humildes, pues no sabremos cuál será el final de muchos de ellos de aquí a nada, porque podrían empañar esas bonitas cifras iniciales. Estas proclamas de positividad se producen, entre otras cosas, cuando el precio de la electricidad está más alto que nunca; cuando los combustibles, la alimentación y los productos básicos están más caros que antes; y cuando España tendrá que hacer los mayores ajustes fiscales de una lista de 42 países. Menos lobos, sr. Sánchez.

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