Rubén hizo otro de esos milagritos a los que nos tiene acostumbrados cada partido y ese zapatazo ajustado de Pedro León lo mandó, con su guante derecho, a un saque de esquina que se lanzó sin consecuencias. Poco después, entre Alcalde y Villar fabricaron una jugada extraña pero efectiva que acabó en un tanto feo que, a la postre, terminó significando una nueva victoria por la mínima del Decano gracias a un toque con la puntera zurda del delantero onubense. El Recre ha terminado una semana por todo lo alto con 7 de 9 y se asienta en la zona noble con media permanencia en el bolsillo y, por qué no, se empieza a palpar en el ambiente el derecho a soñar. En cada calle de Huelva, desde el lunes, se oye sin parar: “¿Mira que si este curso, al final, peleamos por el tercer ascenso consecutivo…?”

Hubiera sido lo suyo, ¿verdad? Comprenderá que lo anterior es una película que me he montado en mi mente cual ucronía (ya sabe, fabricación de una realidad alternativa). La supuesta parada de Rubén es ese punto Jonbar o punto de divergencia a partir del cual este plumilla, que también terminó algo mosca el domingo ante la oportunidad perdida de asaltar el playoff, puede rellenar esta columna. Si lo hacen otros (le sonará Malditos Bastardos, Roma eterna o Britania conquistada) por qué no lo puedo hacer yo, je, je, y perdone la osadía. De hecho, estoy convencido de que usted se ha fabricado cientos de puntos Jonbar en los últimos años: si no hubieran existido esos quince fatídicos minutos de Fuenlabrada, si Marc Martínez hubiera atrapado ese tiro lejanísimo de Paris, si hubiéramos ganado ese partido en El Rosal con Calle al mando, si Garci o Alfonso (del Cacereño) no hubieran hecho las cosas raras que hicieron –gracias a Dios– en el gol de Dopi… Y así hasta el infinito.

El lunes, le confieso, el mosqueo ya era menor porque es verdad que no estamos nada mal, porque incluso aún hay tiempo para soñar y porque venimos de donde venimos y no lo pienso olvidar. Eso sí, rezo para que mi cabeza no empiece a montarse otra ucronía el domingo que viene, a eso de las seis de la tarde, enraizada en los fallos arbitrales que tanto nos desquician o en errores propios clamorosos de cara a gol. Pero no prometo nada…

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios