Al igual que existe la antimateria y ésta, a su vez, está formada –eso dicen los que saben- por antipartículas, está el Recre luchando aún por un ascenso (de darse la machada sería el tercero consecutivo, no podemos olvidarlo viniendo de todo lo que venimos) y, sin embargo, pulula en el ambiente no poco pesimismo (¿podría llamarse también ‘anti-ilusión’?) por los últimos resultados y, sobre todo, por el tropezón del domingo. Me alegra ver tantos extremos sentimentales porque el fútbol es una puñetera montaña rusa y porque aquí la gente vive y siente a este bendito Club de manera tan radical que, si no fuera así, hoy el Decano llevaría años siendo sólo un bonito recuerdo.

El caso es que desde Alcoy hasta hoy, y ya conocen la noticia que saltó justo antes de ese duelo, el colchón y la confianza han hecho bastante aguas pese a que ha habido momentos realmente notables (una buena reacción en Castellón, la remontada ante el Ceuta, la clara superioridad sobre el Mérida…). Es curioso cómo hay gente que está convencida de que ese bajón ha sido queriendo para que, ya saben, se le quite la sonrisa a aquel aspirante a Voldemort, ‘el que tampoco debe ser nombrado’, como pasa en la cargante saga. A mí eso, sinceramente, me suena a lo mismo que cuando se asegura que en las finales de baloncesto “se busca siempre llegar al último partido porque es lo que le conviene a la tele, que es la que paga”. Mi pensamiento es mucho más sencillo: si el Recre quería tirar el ascenso, en Castellón, con el 2-0, se hubiera dejado meter cinco… o Rubén ni se hubiera molestado en estirarse en ese golpeo de medio campo del talentoso jugador balear o en algunos de los tantos que salvó en el partido. Me lo recuerda cada lunes un buen amigo: “si el Decano llega a acertar con los dos fichajes en el mercado invernal le veía dándole un susto gordo en el playoff a cualquiera, pero parece que se ha acertado poco… y la gasolina ya llega hasta donde llega, que no es poca cosa, por cierto”.

Ilusión, decepción y ¿vuelta a la pasión? El domingo, otro capítulo de altibajos, emociones y fútbol, como reza ese congreso del que todo amante del fútbol y de la historia –verdadera- disfrutará. ¿En qué vagón nos subiremos?

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