El día que murió Lopera (que en paz descanse) le explicaba a dos pequeños recreativistas quién fue tal peculiar persona y, mientras lo buscaban en Youtube (las nuevas generaciones no perdonan lo audiovisual), les aclaré aquel inolvidable episodio de Pepe España en el palco verdiblanco con el, por entonces, máximo mandatario del Betis, un incidente del que nunca se vieron imágenes -qué curioso, ¿verdad?- pero que fue noticia en toda España. Sucedió el año de los robos descarados culminados con una expulsión de chiste y ese gol anulado a Camacho, de manera infame, por Teixeira Vitienes, acciones que acabaron con toda aspiración de subir a Primera de un Decano que, meses antes, estaba en Segunda B; lo del ascenso en Colombinas, como recordarán.

Ese curso, quienes machacaron al Recre dentro y fuera del campo aprovechándose de su ingenuidad y humildad cometieron dos errores, como en esa mítica película: ir a por la afición y el equipo equivocados y no hundirnos del todo, y bien que lo intentaron. Al año siguiente, los de Lucas Alcaraz, con esa cicatriz aún visible -como también la tenía Clint Eastwood en el filme-, se revolvieron y acompañaron al coloso Atlético y al Racing a la élite.

Posiblemente el Recre no perdió en Castellón por el árbitro pero, oh, casualidad, el trencilla no tuvo ni media duda en señalar ese penalti tan necesario para los locales cuando estaban contra las cuerdas. En mi fútbol ficción me planteo qué hubiera pasado en la otra área en una acción similar poco después… y yo solito me doy la respuesta. Pero también me hago otra reflexión: ya me da todo igual. Hay quien no para de decirme que nos vamos a ahogar en la orilla; eso no lo sabe nadie, pero… ¿y qué? A mí estos tipos (Gálvez, Serrano, Del Pozo, De la Rosa, Rahim, Alcalde, Domínguez, Josiel, Díez, Caye, Abel…) me han hecho disfrutar tanto este año que paso de discursos comedidos (que yo no comparto pero tampoco demonizo, por cierto), de trabas arbitrales o de catastrofismo: yo con este Recre sólo me puedo ilusionar. Nos tienen salvados desde diciembre y a tiro del playoff. Me pongo en sus manos y en las de una afición que sabe, de sobra, el paso adelante que AHORA tiene que dar. Y ojalá todos los que nos intentaron pisotear, en el verde y fuera de él, tengan que decir, más pronto que tarde, eso de “sí; cometimos dos errores…”.

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