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El enfrentamiento entre Chile y Perú gana en intensidad

  • Michelle Bachelet considera "ofensivas y altisonantes" las palabras de Alan García sobre el escándalo del espionaje denunciado por Lima la semana pasada

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, calificó ayer como "ofensivas y altisonantes" las declaraciones del mandatario peruano, Alan García, quien arremetió por un presunto caso de espionaje que denunció Lima la semana pasada. En su primer comentario sobre el caso, Bachelet pidió respeto a las autoridades peruanas, después de que García calificó el tema del espionaje como "propio de una republiqueta".

"Las expresiones, que llamaría ofensivas y altisonantes, que hemos conocido en el día de ayer, en nada contribuyen a la integración y la cooperación que deben animarnos entre países vecinos", expresó Bachelet.

Chile y Perú se enfrentaron esta semana nuevamente en un conflicto diplomático por espionaje, que tiene como trasfondo el litigio fronterizo bilateral, además de la compra en marcha de misiles y aviones de guerra estadounidenses por parte de Chile.

La supuesta acción de espionaje de Chile, que esta nación niega, es el cuarto hecho de este tipo que confronta a ambos países durante el último año, periodo en el que justamente Perú llevó el desacuerdo limítrofe a la Corte de Justicia de La Haya.

Las otras denuncias apuntaron a Lima, que negó dos casos y pidió disculpas en otro, en el que fue involucrada Business Track, una empresa de seguridad dirigida por oficiales retirados peruanos que espiaron a autoridades de Chile y Ecuador, sin fines aclarados. Nada indica que la relación bilateral mejorará, toda vez que la denuncia de espionaje a favor de Chile por parte del suboficial de la Fuerza Aérea Peruana (FAP) Víctor Ariza se produce en medio de la campaña de Perú por denunciar la carrera armamentística de Santiago.

De hecho, la captura de Ariza, informada dos semanas después de sucedida, cuando la presidenta chilena, Michelle Bachelet, y su homólogo peruano, Alan García, coincidían el pasado fin de semana en la cumbre de APEC en Singapur, llegó cuando Perú despliega gestiones para impedir que el Congreso de Estados Unidos apruebe la venta de armas a Chile. Específicamente de cazabombarderos F16 holandeses de origen estadounidense y de misiles Amraam para uso defensivo desde tierra, además de misiles antiaéreos ligeros o portátiles Stinger, según dijeron fuentes de Defensa en Chile.

La ofensiva diplomática peruana busca frenar y denunciar el gasto militar de Chile, que entre los años 2000 y 2010 habrá gastado unos 5.000 o 5.500 millones de dólares en armas, lo que supone por ejemplo la mitad del producto interior bruto (PIB) anual de Bolivia.

La cifra, alega Chile, es baja considerando el PIB del país, uno de los más altos de Latinoamérica, pese a su escasa población, que apenas supera los diecisiete millones de habitantes.

Paradójicamente, las pretensiones bélicas de Chile hicieron que este país pidiera "serenidad" a Perú. Un clima enrarecido podría complicar la aprobación de las compras de armas de parte de Chile en el Senado de Estados Unidos, dijeron en voz baja fuentes de La Moneda.

Como sea, los hechos terminaron por molestar a ambos presidentes. García tildó de "republiqueta" a Chile y Bachelet echó en cara a García su manipulación de los hechos, en una reunión bilateral en Singapur.

En Lima no se creen las negativas chilenas y exigen explicaciones. En Santiago dudan de los hechos y las intenciones de García; en especial causa extrañeza que la captura de Ariza fuera confirmada justo cuando ambos mandatarios coincidían en una cumbre global.

En Chile también inquieta que el asunto saliera a la luz cuando la ministra de Comercio de Perú, Mercedes Aráoz, preparaba las maletas para ir a Santiago a intentar recomponer las relaciones entre ambos países y explicar la propuesta limeña de frenar el armamentismo en Suramérica.

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