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“Los resultados de la cardioneuroablación son positivos”

  • El Hospital Quirónsalud Huelva ofrece una nueva técnica para regular la frecuencia cardíaca del corazón y evitar síncopes (pérdidas de conciencia) debidos a paros transitorios del latido cardíaco llamada cardioneuroablación

  • Hablamos con Pablo Moriña Vázquez, especialista en Cardiología y Medicina Intensiva

“Los resultados de la cardioneuroablación son positivos”

“Los resultados de la cardioneuroablación son positivos” / Alberto Domínguez (Área Quirúrgica del Hospital Quirónsalud Huelva)

El doctor Pablo Moriña Vázquez, especialista en Cardiología y Medicina Intensiva, cuenta con más de 27 años de experiencia en la profesión. Es experto en electrofisiología cardíaca, arritmias, marcapasos y desfibriladores, y cardiología deportiva. De su mano y con la colaboración de la doctora Teresa Moraleda se ha puesto en marcha en el Hospital Quirónsalud Huelva una nueva técnica cardíaca llamada cardioneuroablación. 

¿Cómo se realiza una cardioneuroablación y qué tipo de profesionales intervienen en la misma? 

–Se accede a la aurícula izquierda del corazón mediante catéteres a través de punciones venosas en la vena femoral fundamentalmente. Habitualmente, en cinco o seis áreas concretas, se localizan la mayoría de centros nerviosos del sistema nervioso parasimpático, lo que se llaman ganglios, cúmulos de neuronas del sistema nervioso parasimpático que sirven de reguladores. Lo que hacemos es, mediante una serie de técnicas, localizar esos ganglios parasimpáticos y, mediante quemaduras eléctricas, lógicamente de forma controlada, con radiofrecuencia, destruirlos, porque cuando se estimulan son los que provocan la parada cardíaca transitoria. 

Además, vamos monitoreando y vigilando que, conforme vamos quemando estos ganglios, la frecuencia cardíaca del paciente aumenta poco a poco. Así, si el paciente llega a quirófano con 80 latidos cardíacos, al realizar esta técnica, acaba con 90 o 95. Eso significaría que el efecto enlentecido del corazón que tienen estos ganglios habría desaparecido con la quemadura. 

En la sala estamos los cardiólogos electrofisiólogos y el anestesista. Esta intervención se hace con anestesia general porque al realizar quemaduras dolorosas necesitamos que el paciente esté completamente sedado para que el efecto en la frecuencia cardíaca que nosotros percibimos no sea por dolor, nervios o miedo, sino un efecto real por la quemadura de los ganglios nerviosos parasimpáticos. 

Operación de corazón Operación de corazón

Operación de corazón / Alberto Domínguez (Área quirúrgica del Hospital Quirónsalud Huelva)

–¿Qué problemas sufren los pacientes que requieren esta técnica? 

–La cardioneuroablación es una técnica que se utiliza para tratar el síncope. Se trata de una pérdida de conciencia transitoria o desmayo. Esto se produce por dos causas: bien por una caída repentina de la tensión arterial o porque el corazón se pone muy lento o incluso deja de latir durante varios segundos. El asunto es que el desmayo en sí mismo no es un problema de riesgo porque es reversible, pero el posible golpe que se puede producir y la alteración en la calidad de vida sí que resultan preocupantes. 

La forma de presentarse este síncope o desmayo en las personas es muy variable. Hay pacientes que se lo notan, a raíz de mareos previos o sudores y, al tumbarse, como mecanismo reflejo, consiguen paliar el efecto de la caída; por otro lado, hay personas que no llegan a tener ese mecanismo por la inmediatez del síncope, pierden la conciencia bruscamente y pueden acabar con heridas en la cabeza, huesos rotos y otros traumatismos diversos. 

Esta situación se debe a una pérdida del equilibrio entre las dos vertientes del sistema nervioso autónomo que controlan nuestras actividades: el sistema simpático, encargado de regular las respuestas corporales de activación; y el sistema parasimpático, responsable de volver al estado de equilibrio y conservación después de la activación del sistema simpático. Entonces, se produce una hiperactividad del sistema parasimpático y ese reflejo da lugar a una bajada de tensión y a la pérdida del latido cardíaco. Hasta ahora, esta situación no tenía tratamiento. El único remedio era decirle al paciente que en el momento que se notara lo más mínimo se tumbara para evitar golpearse y que se cortara el reflejo. El problema es que esto solo vale para el paciente que tiene la oportunidad de “darse cuenta”. Asimismo, existía la opción de poner un marcapasos para ayudar o paliar, pero no había procedimientos curativos que evitaran esta pérdida de conciencia. Con la novedosa técnica de la cardioneuroablación, que está dando grandes resultados, se abre una vía para tratar a pacientes que sufren síncopes de repetición.

Entonces, ha resultado un gran avance. 

–Actualmente es la técnica que más se está extendiendo y utilizando en la mayoría de las unidades de arritmia para eliminar los desmayos o reducirlos a la mínima expresión. Quizás surja otro nuevo método a medio o largo plazo, pero, a día de hoy, pensamos que es un gran avance para el tratamiento de personas que sufren problemas de síncopes vasovagales, quienes no se cuentan por miles, pero representan un número significativo. 

¿Qué características reúnen los pacientes? ¿Tienen que mantener un tratamiento específico? 

–Tienen que ser pacientes que sufran síncopes debido a pérdidas del latido cardíaco durante unos segundos y que esto les provoque la pérdida de conciencia. Estos pacientes suelen perder la conciencia muy a menudo y de forma que no pueden prever. Les puede pasar en cualquier actividad de su rutina y les conlleva grandes dificultades en su ritmo de vida. Así, además del golpe que se puede producir con sus respectivas consecuencias, viven asustados toda su vida porque no saben cuándo pueden sufrir un nuevo caso. 

A estos pacientes se les hacen controles para ver los resultados de la técnica, pero no tienen que estar atados a un tratamiento. A veces ponemos un holter subcutáneo, que es un pequeño dispositivo capaz de registrar de forma continua el ritmo cardíaco. Así, cuando el paciente pierde la conciencia queda registrado el electrocardiograma, pudiendo documentar si ha habido una pérdida del latido cardíaco que la justifique; la ausencia de latido cardíaco puede prolongarse más allá de los treinta segundos en casos graves. Cabe destacar que la edad no es un factor determinante, aunque suele darse entre personas jóvenes.

¿Hay alguna forma de evitar que se produzcan estos cuadros de síncopes vasovagales?

–No, esto es un reflejo innato. Como el que ve sangre y se marea. Lo que pasa es que a cada persona le afecta de forma distinta. El problema más importante lo tienen aquellos que desde nacimiento sufren estas situaciones. Son personas con predominio del sistema nervioso parasimpático y por tanto predispuestos a tener estos síntomas. El que se lo nota y se marea un poco, pero es capaz de reaccionar, sentarse y se le pasa no tiene mayor problema, pero el que tiene el síncope exacerbado, con pérdida de conciencia y traumatismo sí que sufre mucho y es el que nos preocupa y al que va dirigida la técnica. 

¿Qué tipo de información se le plantea a la persona que pueda necesitar esta técnica? 

–Decirles a los pacientes que es una técnica nueva que puede mejorar su enfermedad. Evidentemente, ante el poco tiempo que lleva en práctica, quedan asuntos por perfilar, pero seguro que se irán mejorando. Además, a día de hoy, los resultados que se están dando ya son buenos. Como cualquier otra técnica de riesgo e invasiva, se le informará al paciente de los riesgos y beneficios que pueden tener. Haciendo balance, decir que, en principio, los beneficios pueden ser mayores, pero el paciente tiene que asumir que, como en cualquier intervención quirúrgica, esta, en concreto, hecha con catéteres, hay una serie de riesgos excepcionales que nadie los puede descartar. De ahí que se le pida firmar un consentimiento como en todas las intervenciones. 

¿Ha realizado recientemente esta intervención? De ser así, ¿qué valoración realiza? 

–Sí, hace poco realizamos la primera y estamos muy satisfechos. Previamente se le hizo al paciente el Test de la Mesa Basculante, que es una técnica de provocación de este reflejo, donde el paciente permanece de pie en una camilla inclinado a sesenta grados. En este caso, tras unos minutos se desencadenó el síncope y la pérdida de latido cardíaco durante veinte segundos, controlado con mi presencia en la sala. Tras ser tumbado, se revirtió la situación reanudándose el latido cardíaco normal. Después de la intervención, ha sido erradicado el problema y se encuentra en buen estado y un nuevo Test de Mesa Basculante ha resultado negativo. Queda continuar con el seguimiento.