¿Qué pasa con La Joya en Huelva?
Urbanismo
La construcción del primer bloque de viviendas, en calle San Sebastián, empezará este verano
El debate por la modificación del plan urbanístico del cabezo se aviva pese a estar ya aprobado
La Joya es una parte importante del sistema de cabezos de Huelva que sigue en pie en la ciudad. Realmente se conserva de ésta una mínima parte, apenas delimitada por las calles San Sebastián y Adoratrices, en la confluencia de ambos barrios, y por Fray Junípero Serra, gran calzada que desmembró otra pieza clave, Cabezo Roma. Atrás queda, bajo el avance de la trama urbana, la mayor parte de lo que era. El cabezo actual, los estertores, sigue marcado por el gran yacimiento arqueológico de época tartésica descubierto en la zona décadas atrás. Pero también por la realidad de un campo baldío, antiguo enclave de huertos y pequeñas propiedades de otro siglo, incorporado en sus últimas capas al centro de la ciudad. Los terrenos han ganado valor inmobiliario con los años y desde principios del XXI se contemplan desarrollos que comportan su urbanización.
Hay intereses enfrentados entre quienes pretenden hacer valer sus derechos como propietarios y entre quienes claman por la conservación patrimonial y natural del propio cabezo. Y se ha llegado a este punto con un nuevo plan urbanístico que mejora el previo pero no elude la construcción. Y con un movimiento ciudadano que está dispuesto a hacer frente a la tramitación realizada hasta agotar todas las vías a su alcance. Las primeras grúas podrían empezar a instalarse este verano, para el edificio de 83 viviendas entre San Sebastián y Fray Juan Pérez, mientras la oposición popular busca el amparo de los jueces. Esta Joya, más que nunca, es objeto de deseo.
Fue el 25 de noviembre pasado cuando el Pleno del Ayuntamiento de Huelva aprobó la modificación puntual del Plan Especial de Reforma Interior (PERI) de la Unidad de Ejecución I del Cabezo de la Joya, como se contempla en el PGOU vigente. Este nuevo documento llegó promovido por los propietarios, la Junta de Compensación con los 27 titulares que la componen. Hace unos años que se empezó a gestar para hacer viable un proyecto inicial, reflejado en el PERI aprobado en 2004, que había caído por el camino, víctima de la recesión surgida en 2008.
Los tiempos han cambiado sustancialmente desde que fue gestado aquel, en plena efervescencia inmobiliaria. También los propietarios mayoritarios de los terrenos no son los mismos, primero en manos de la promotora Tempa, posteriormente absorvidos por CajaSur, Kutxabank, y vendidos a un fondo de inversión extranjero.
En la actualidad están en manos de inversores nacionales que han dado el impulso definitivo para hacer valer sus aprovechamientos. Y aunque no se hará lo mismo que estaba previsto en aquella primera versión de 2004, se ha encontrado con un rechazo popular que se apoya en todo momento en la necesidad de preservar los cabezos como bien identitario de la ciudad. Y en este caso, además, como contenedor de la historia tartésica.
Hay varias cuestiones encima de la mesa. Quizá la más importante, esa, la arqueológica. La evidencia científica de su valor está clara y ha sido lo que ha llamado la atención de los medios nacionales que han vuelto la mirada a Huelva por una vez. El interés de todos pasa porque no haya un atentado al patrimonio, como muchos se apresuran a denunciar.
Los primeros que han movido ficha, defienden, son los propietarios, y apuntan para ello a esta modificación del PERI aprobada en noviembre. Aseguran a este periódico, de hecho, desde la Junta de Compensación, que detrás de este cambio está el deseo de preservar los restos que hay en toda esta unidad de Cabezo de la Joya. Como el abaratamiento que conlleva el cambio de la tipología de las viviendas a construir, que también debe haber sumado.
En el PERI de 2004 se contemplaba un uso residencial de 10.071,45m2, de un total de 25.939m2, entre los que también se reservaban 6.907,35m2 para espacios libres, de los que 5.614,58m2 correspondían a la necrópolis de la parcela en el promontorio. Son datos que están en el propio documento y en el de 2020.
Aquel aprovechamiento urbanístico, además, se concretaba en la construcción de 156 viviendas plurifamiliares libres, en tres bloques de 4, 9 y 10 alturas, y 72 protegidas, en 4 y 5 alturas, más 61 viviendas unifamiliares, en otras cinco parcelas de hasta 3 plantas.
La modificación aprobada a finales de 2020 ha reducido a menos de la mitad la superficie de suelo residencial, hasta 4.740m2, y ha reservado para espacios libres 12.654,92m2, incluida la misma parcela de la necrópolis, más, alrededor, para protección, un espacio libre de 4.237,70m2 y zonas verdes en dos manzanas distintas más.
Esto ha sido posible, aseguran desde la Junta de Compensación, por haber realizado una intervención arqueológica previa en los terrenos para determinar las “patatas calientes” existentes desde el punto de vista del yacimiento, para evitarlas en la urbanización. Es de esta forma que todos los usos residenciales que estaban previstos en el frente de la calle Fray Junípero Serra, todo viviendas unifamiliares, adosados, se han eliminado y han quedado como espacio libre de construcción. “Hay ahí más de 12.500m2 que se lo regalamos al Ayuntamiento para que se haga cargo y plantee lo que quiera para recuperar los restos, ponerlos en valor o abrir el cabezo a la población”, apuntan los representantes de los propietarios.
La empresa onubense Ánfora, de amplia trayectoria en Huelva, ha sido la encargada de realizar la actuación arqueológica puntual en los terrenos; primero a instancias de los mismos propietarios pero también de la Delegación de Cultura de la Junta, la autoridad competente en esta materia en Andalucía. La misma que en 2004 dejó pasar el tiempo para emitir un informe, favorable o desfavorable, sobre aquella propuesta por la que muchos se echan las manos a la cabeza; pasó adelante por silencio administrativo, ratificado en 2011 en los tribunales.
Georradar y excavación
Hubo primero, en torno a esa fecha, unos trabajos prospectivos con georradar de unos especialistas alemanes que pusieron el foco en las zonas calientes del mapa del cabezo. El estudio posterior de los arqueólogos de Ánfora y, sobre todo, el trabajo de campo desarrollado en 2019, que hicieron con puertas abiertas para el público, ha dado como resultado un diagnóstico que señala con gran precisión dónde hay, o es muy probable que haya, restos. Y en base a ello, los promotores han actuado redefiniendo su proyecto, eliminando adosados y compensándolo con una mayor edificabilidad, siempre dentro de los máximos fijados en el planeamiento, concentrada en cuatro grandes bloques: tres de diez plantas más bajo y ático, de 60, 60 y 83 viviendas, y otro más, de 72, protegidas y de promoción pública, a cargo de la agencia AVRA de la Junta de Andalucía, con 13 alturas más bajo y ático. Sólo se prevén ya 14 unifamiliares, a la espalda de la calle Fray Juan Pérez, para la libre construcción de los pequeños propietarios, en su mayoría herederos de casas y huertos familiares.
Precisamente, la nueva altura de los edificios planteados ahora, y de hasta diez alturas antes, ha generado uno de los principales frentes abiertos. De hecho, el informe (ahora sí) favorable de Cultura, por tres votos frente a dos, tiene una serie de condicionantes, en cuanto a realización de actividades arqueológicas, asumidos, pero entre los que se encuentra también que “los aprovechamientos urbanísticos propuestos deberán atemperar las alturas de los volúmenes no pudiendo superar en ningún caso la altura del Cabezo de la Joya sobre el que se encuentra el referido yacimiento arqueológico”.
Desde la asociación ciudadana Huelva te mira, Alicia de Navascués incide directamente en este punto, al asegurar que las construcciones proyectadas superarán en 30 metros la cima del cabezo, por lo que “se incumplen las condiciones de la resolución de Cultura”. Incluso, apunta, también el Ayuntamiento ha rechazado un requerimiento de la Delegación del Gobierno de Huelva por el que insta a anular la aprobación del plan por no cumplir los condicionantes del informe de Cultura.
Desde el Consistorio no se han querido pronunciar sobre La Joya para este reportaje. Tampoco desde Cultura, más que para recordar que “desde la Junta indicamos medidas cautelares que el Ayuntamiento no ha considerado”. Los propietarios, sin embargo, sí han aclarado que sobre las alturas de las edificaciones, sobre ordenación, no tiene competencias Cultura, “sólo en la afección propia a los bienes patrimoniales a conservar”. De hecho recuerdan que hay un “exceso de competencias” observado desde Urbanismo, también desde los propios servicios jurídicos de la Administración andaluza. Esto ha dejado la vía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía sólo para la plataforma ciudadana, que ha recaudado ya varios miles de euros para hacer frente al proceso. Aunque sin opción de solicitar medidas cautelares, dada la envergadura de la operación inmobiliaria, en terrenos valorados en unos 20 millones.
Otro de los puntos de discordia, la “pantalla de hormigón” levantada en la calle San Sebastián y Adoratrices, igual es rebatida desde la Junta de Compensación, al recordar que también la modificación de 2020 ha reducido el ancho de fachada de los edificios y ampliado el espacio verde de acceso al cabezo. “Antes había una pantalla edificatoria de 175 metros lineales y 70 metros de talud natural, y ahora hemos conseguido 125 metros de edificación y 120 de talud”.
En cualquier caso, desde Ánfora se apunta que se ha conseguido liberar también el frente de Fray Junípero Serra, que enlaza, además, con Cabezo Roma, donde también se presumen abundantes restos y “en una posición más elevada”.
Hay otro avance, reconocen, en preservar las zonas delimitadas en su diagnóstico, “producto de cavar y raspar”, dirigida por la arqueóloga Alejandra Echevarría, una de las participantes por la Universidad de Huelva en el Plan General de Investigación en el Seminario. Y sin olvidar que el yacimiento sólo guarda “estructuras negativas, excavadas en el suelo”, no construcciones; sólo tumbas simples en las que excavar y extraer para conservar luego en lugares adecuados.
El catedrático de Arqueología de la UHU, Juan Campos, cree que “la suerte está echada” aunque es partidario de “la máxima protección posible” por tratarse de un yacimiento “único en el mundo, sin parangón en el Mediterráneo”.
Otra cosa, como reconoce también Campos, es tener en cuenta el carácter identitario del cabezo como tal para la población onubense. Es también a lo que apunta la plataforma Huelva te mira, partidaria de preservar y recuperar los cabezos que quedan en la ciudad, como La Joya, Roma o Mondaca, por los que ha organizado una marcha popular la tarde del jueves 24.
Han hecho propuestas –también de permuta de terrenos en La Joya que a los propietarios no les interesa–, y se apoyan en el nuevo tratado europeo para conservar bienes paisajísticos, aún sin traslado a la legislación española. También hablan de Bien de Interés Cultural (BIC) en La Joya, aunque éste se refiere a la Zona Arqueológica de Huelva. Los cabezos no son BIC, pero ese sería otro tema a abordar.
También te puede interesar
CONTENIDO OFRECIDO POR WAYALIA
CONTENIDO OFRECIDO POR OCCIDENT