La frustrada fuga de presos de ETA de la prisión onubense

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La banda pretendía utilizar un helicóptero para liberar a dos de sus compañeros · La Guardia Civil blindó la penitenciaría y registró celdas y un domicilio en la calle Almonte de la capital

Agentes de la lucha antiterrorista durante el registro en la calle Almonte.
Agentes de la lucha antiterrorista durante el registro en la calle Almonte.
M. Rosa Font / S.h. / Huelva

10 de enero 2010 - 01:00

La documentación intervenida en mayo de 2008 al que por entonces era el número uno de ETA, Javier López Peña, Thierry, había puesto a Interior y a las Fuerzas de Seguridad sobre la pista: la banda terrorista tenía diseñado un plan de evasión en la cárcel de Huelva para liberar a dos de sus hombres.

La fuga, aplazada por los etarras en dos ocasiones anteriores, estaba fijada para algún día en el calendario del verano de 2009, pero fue abortada. El 13 de junio del pasado año, en una operación coordinada por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, la Guardia Civil blindaba el centro penitenciario onubense y ponía patas arriba más de una celda en el módulo 16 (de máxima seguridad) al que se destina a los presos etarras y sometía a varios de los reclusos a un intenso interrogatorio.

La banda tenía en mente sacar de la penitenciaría a Jorge García Sertutxa, condenado por intentar matar al Rey en Mallorca en 1995, y a Igor Solana, trasladado a la prisión de Valencia tras una larga estancia en la cárcel de Huelva, miembro del Comando Andalucía, y acusado de los asesinatos del fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Luis Portero, y al concejal del PP de Málaga, José María Martín Carpena. El plan se extendía además a la prisión madrileña de Valdemoro, con un tercer implicado, Arkaitz Goikoetxea Basabe. ETA tenía ideado liberar a los tres miembros encarcelados de la banda con ayuda exterior y esconderlos posteriormente en Portugal tras la huida.

En Huelva hubo además otras dos personas detenidas durante la operación, la novia de García Sertutxa, Ana Paz C.J., de 41 años, que aquella misma mañana iba a comunicar con el etarra, y una conocida simpatizante abertzale, J.O.G., de 62 años.

Además de la cárcel, el segundo escenario policial para abortar el plan de la banda estuvo en la calle Almonte de la capital, donde reside la cuarta detenida, cuyo domicilio fue registrado y en el que se intervino material. J.O.G. quedó posteriormente en libertad.

La dirección de la banda pretendía sacar a los etarras de ambas prisiones en helicóptero para eludir las medidas de seguridad.

Los preparativos pudieron comenzar dos años antes, en el verano de 2007 (Igor Solana se encontraba en aquel momento internado en Huelva), precisamente cuando se interceptó un vehículo cargado con 130 kilos de explosivos que ETA abandonó a toda prisa (tras detectar un control de carretera) junto a una gasolinera en obras en Ayamonte, apenas a un kilómetro de la frontera con Portugal.

Según la información que facilitó Interior, dos comandos distintos debían ser los que preparasen la fuga de los reclusos y, al menos en dos ocasiones (primavera de 2007 y verano de 2008) la banda envió a Portugal un comando para examinar la viabilidad del plan. Al parecer, en ambas ocasiones fallaron.

El plan de evasión diseñado para el pasado 2009 no era el primer intento de ETA de llevar a cabo una fuga utilizando un helicóptero para eludir las medidas de seguridad.

En 1990, el número uno de la banda en aquellos años, Francisco Múgica Garmendia, también preparó un plan de fuga para liberar al ex dirigente del comando Madrid, José Ignacio de Juana Chaos, y a otros cuatro presos que cumplían condena en la cárcel Sevilla-2.

Los terroristas habían destinado cuatro millones de pesetas para la fuga y tenían previsto alquilar un helicóptero de siete plazas camuflado con símbolos de la Cruz Roja con el que pretendían aterrizar en el patio del centro penitenciario.

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