Huelva

El fomento del turismo. Indiferencia en la ciudad

  • Ponce veía que Huelva contaba con riquezas artísticas, arquitectónicas, históricas y paisajísticas para ser incluida en un proyecto de promoción turística que impulsaba la dictadura de Primo de Rivera

  • Sin importancia: De aquí y de allá

Antiguo Balneario del Odiel.

Antiguo Balneario del Odiel. / H.I. (Huelva)

LA INTRODUCCIÓN

HUELVA, DESTINO TURÍSTICO

La aspiración de Blanqui-Azul de promocionar su tierra

La dictadura de Primo de Rivera llevó a cabo un plan de promoción del turismo. Se creó en abril de 1928 el Patronato Nacional de Turismo, que tenía la encomienda de dar a conocer el país entre sus propios habitantes y también atraer al visitante internacional. Los proyectos más emblemáticos del período fueron la Exposición Universal de Barcelona y la Iberoamericana de Sevilla. Esa ola de interés por el turismo atrajo la atención de José Ponce, que vio en la posibilidad de destacar las cualidades de Huelva un puntal para la economía provincial. De los diez artículos que firmó en 1927, su primer año en Diario de Huelva, tres se referían a la necesidad de promocionar la singularidad de su tierra. Cuando se acerquen nuestras fiestas veraniegas, Las Colombinas y la Velada de la Cinta publicaremos unos artículos del verano del 27 con los que quiso imprimir en las instituciones, el empresariado y el comercio de Huelva el ánimo de promocionar las bondades de la ciudad. Luego entonces, su aspiración para lograr fomentar el turismo comenzó aquel verano. En noviembre publicó este que presentamos hoy. Le gustó la idea de impulsar un turismo nacional que animase a conocer la nación a sus propios habitantes.

Su aspiración era que Huelva tuviera un hueco en la importante industria turística y se integrara con inteligencia en ese proyecto nacional que se estaba gestando. Mostró su disgusto ante la inacción de los gobiernos locales y del empresariado, que no veían, según su criterio, más allá de los límites provinciales. Era imprescindible estar al quite de las inversiones previstas para promocionar las provincias que, por su riqueza arquitectónica, su singularidad o su paisaje merecían la pena ser visitadas. Esa inversión y los gastos derivados del cuidado de sus monumentos serían compensados con la afluencia de visitantes y la riqueza que ello generaría. En el proyecto se tendrían en cuenta las comunicaciones y la conexión entre provincias para que el turismo fluyera de unas a otras con facilidad. Granada, Sevilla, Córdoba, Toledo, Palma de Mallorca y las urbes industriales de Barcelona y Bilbao, además de Madrid, ya estaban comprometidas con el proyecto y verían cuadruplicadas sus visitas. En este punto criticó la actitud de Huelva, que no parecía mostrar interés. Faltaba orientación, a su juicio. Todo su afán era que su ciudad y su provincia lograran ser un destino turístico, ya que contaban con elementos de atracción. La implicación de todos para lograr objetivos comunes era primordial.

El fomento del turismo. Indiferencia en la ciudad

Como ya es sabido, el Consejo de ministros ha comenzado el estudio de un proyecto sobre turismo, sobre el que todavía no ha recaído el acuerdo.

Aunque desconocemos el proyecto en cuestión, no podemos menos que suponer que el Gobierno trata en él de orientar y encauzar la propaganda del turismo en nuestra nación, en el sentido de que todas las provincias que merecen la pena de ser visitadas por su riquezas artísticas o históricas, o por la belleza de sus paisajes, lo sean en una proporción tal que estas visitas lleguen a constituir una buena compensación de los gastos que el cuidado de los monumentos y objetos de arte o el mayor embellecimiento de los paisajes pueda representar para cada localidad.

Indudablemente, también en el proyecto se ha de tender a facilitar los medios de comunicación entre las provincias, con el fin de que el turista corra de unas a otras, ofreciéndole todas aquellas comodidades que en el extranjero encuentra y que, en nuestra nación, difícilmente hallaba.

Al par que se desarrolla este propósito, nada más natural también que “crear” el turismo nacional, aún no iniciado, despertando en los españoles el deseo de conocer la nación, visitando una tras otra todas las provincias, proyecto que seguramente habrá tenido también en cuenta el Gobierno, para evitar en lo sucesivo el triste caso de que los españoles seamos los únicos que desconocemos nuestra patria.

Claro que, para llevar a cabo esta labor, se necesita ante todo que las comunicaciones tanto terrestres como marítimas -como hacía observar el otro día en estas mismas columnas nuestro admirado camarada Pepe F. Serna- dejen de ofrecer las dificultades que hoy tienen. Los viajes por mar y por ferrocarril son tan costosos en nuestro país, que es imposible que un modesto propietario, un empleado, ni una clase social cualquiera comprendida en estas escalas, pueda permitirse el lujo de viajar por turismo.

Ahora bien, si para fomentar ese turismo se establecen combinaciones de viajes a precios económicos, es más que probable que nuestra nación dé un crecido contingente de turistas “provinciales” que vayan de uno a otro pueblo, viendo lo que hasta ahora no pudieron ver, y disfrutando unas satisfacciones que antes solo pudieron gozar por las lecturas y por las fotografías.

RECORTE EL FOMENTO DEL TURISMO. INDIFERENCIA EN LA CIUDAD RECORTE EL FOMENTO DEL TURISMO. INDIFERENCIA EN LA CIUDAD

RECORTE EL FOMENTO DEL TURISMO. INDIFERENCIA EN LA CIUDAD / M.G. (Huelva)

Es de esperar que este proyecto sobre turismo, al que el Gobierno dedica ahora su atención, tendrá aplicación en un plazo no muy lejano y servirá para abrir en muchas provincias unas fuentes de riqueza inexploradas en la actualidad.

Granada, Sevilla, Córdoba, Toledo, Palma de Mallorca y otras localidades que absorben en distintas épocas el turismo mundial verán en lo sucesivo centuplicarse el número de sus visitantes, entre los que figurará una no pequeña proporción de españoles. También la corte y las ciudades industriales, Barcelona y Bilbao, recibirán los beneficios de una organización que tiene, como la más elevada finalidad, estrechar las relaciones entre las gentes.

Todas las provincias, aunque unas en mayor proporción que otras, podrán obtener de este proyecto los beneficios a que, por sus condiciones, por su riqueza artística, histórica o monumental, por la bondad de su clima, por lo pintoresco de sus costumbres, sean merecedoras. Todas ellas se han considerado obligadas a aportar su colaboración en esta obra del Gobierno, ya que no de otra forma, demostrando al menos que atesoraban “algo” digno de ser visto y alabado, y que se preocupaban de exponerlo, de exaltarlo, con ese entusiasmo propio de quienes profesan un sincero amor a sus cosas.

En cambio, ¿qué ha hecho Huelva, para ser comprendida en los beneficios de ese plan? ¿Qué exaltación hemos hecho de nuestras cosas, de nuestro inapreciable tesoro histórico, qué nos hemos preocupado de ello, qué facilidades hemos dado para que fueran conocidas y apreciadas, y cuándo hemos señalado la conveniencia desde el punto de vista patriótico de que se nos visitara, para que nuestra provincia fuese tenida en cuenta cuando llegara la ocasión?

Es cierto que se han escrito unos cuantos artículos periodísticos por elementos particulares y que se ha venido haciendo una propaganda de los lugares colombinos, casi toda orientada a América, pero no es menos cierto que esa labor ha pesado sobre un solo organismo -la revista La Rábida- que la ha llevado a cabo con el más alto sentido patriótico, pero falto, en muchas ocasiones, de una orientación que pudiera darle verdadera eficacia.

El resto de las corporaciones de la provincia, salvo contadas excepciones, se ha desentendido de tal deber, tanto, que se inhibió cuando de proyectos de gran trascendencia para el turismo se ha tratado, como la prueba del abandono en que durante tantos años se ha tenido y se tiene la construcción de carreteras, la irregularidad de las comunicaciones, la carencia de iniciativas para la construcción de hoteles, el mutismo de ahora ante el Congreso del Turismo y otros tantos hechos que demuestran que el fomento del turismo en Huelva ha sido más una ficción lírica que una realidad beneficiosa y conveniente para la provincia.

BLANQUI-AZUL

Diario de Huelva, 24-11-1927

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