Crónicas de otra Huelva

Sin importancia: De aquí y de allá

Bar Astoria en la esquina con la calle Bocas.

Bar Astoria en la esquina con la calle Bocas.

EL azar trajo ayer a mis manos una revista francesa de literatura y en ella leímos que los hermanos Álvarez Quintero desean para España “lo que siempre y hasta ahora inútilmente hemos deseado: que todo el mundo cumpla desinteresadamente con su deber; que las pequeñas pasiones se ahoguen en la gran pasión de la Patria y que la paz de la conciencia de cada uno sea fuente y base de la paz española”.

En efecto: la paz nacional y la paz individual que la engendran fluyen automáticamente del cumplimiento del deber... Cumplir el deber, todo el deber; en cada estado y profesión y circunstancia. Todos, absolutamente todos. El deber familiar, el social, el político. Todos los deberes. Acontece que muchos no cumplen su deber por contagio del incumplimiento ajeno. Así, cuando yo cumplo con mi deber no solo hago obra patriótica y de persona de provecho, sino obra de ejemplaridad. Donde todo el mundo trabaja, el vago desentona. Donde la mayor parte vaguea el laborioso se desmoraliza. Y lo que ocurre con este ejemplo de trabajo, acontece con todo lo demás.

Cumplir el deber, todo él. No hay otro camino. Que cada cual en su puesto, en cada ocasión realice su obra. Y la realice bien. No basta al estudiante ir a clase; además debe estudiar y hacerlo a fondo. No basta llegar puntualmente a la oficina si luego las horas pasan en un “hacer que hacemos”. No basta tener un concepto teórico de la ciudadanía y de la ética política si todo queda en teoría.

Parece haberse perdido la sensación de dignidad profesional, social, cívica. Las tres proceden de la otra sensación de personal dignidad. La propia justa estima, la conciencia clara de responsabilidad en cada acto de la existencia –la existencia individual, la colectiva– son necesarias a todo trance. Por muy dirigido, por muy instrumento que uno sea, el hombre no puede ser inerte. Si se deja de serlo ¿con qué derecho se quejará después de su desastre personal y de los desastres sociales?...

Extracto del Diario de Huelva del 25 de febrero de 1931, con el artículo de Ponce Bernal aquí reproducido. Extracto del Diario de Huelva del 25 de febrero de 1931, con el artículo de Ponce Bernal aquí reproducido.

Extracto del Diario de Huelva del 25 de febrero de 1931, con el artículo de Ponce Bernal aquí reproducido.

Y el deber –desinteresado– en cuanto el deber es colectivo; del interés de la Patria no puede hablarse con esperanzas de logro si cada ciudadano superpone el provecho propio al interés general; el deber social es colaboración. ¿Cumple usted con su deber? ¿Está usted seguro de que lo que hace es todo lo que debe hacer?... Sí; hay un minuendo de personales flaquezas en la gran suma de solidaridad nacional. No se trata de eso: ese minuendo es de todos. Pero hay ese sumando, el mayor posible, que, como dicen los Quintero, es cero en la mayoría de los españoles. Grandes minuendos y sumandos nulos. ¿Qué ha de resultar para España?...

Blanqui-Azul. Diario de Huelva, 25 de febrero de 1931.

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