Huelva

La crisis obliga a hosteleros y al pequeño comercio a reinventarse

  • Tanto restauradores como el pequeño comercio han encontrado en la venta a domicilio y por internet una herramienta para intentar paliar su situación

Aspecto de las terrazas de los bares de la capital onubense durante estos días.

Aspecto de las terrazas de los bares de la capital onubense durante estos días. / Rafa del Barrio

Si algo ha aprendido la sociedad desde que comenzara a crisis de la Covid-19 es que todo está cambiando. Están cambiando dinámicas, o simplemente acelerándose tendencias ya existentes en muchos ámbitos, y por supuesto también en el consumo. Y es que los hábitos de consumo están experimentando una evolución que les está asomando a una nueva realidad, con múltiples facetas, y a un perfil del consumidor con preferencias y decisiones que no son las de antes.

Con estos mimbres, las posibilidades que ha ofrecido la venta por internet durante estos meses ha hecho que el protagonismo que estaba adquiriendo entre los consumidores, alcance cotas mucho más altas. “Es evidente que muchos consumidores han tenido que probar la venta online como consecuencia de esta crisis, y se han dado cuenta de lo cómodo y seguro que es para ellos”,afirma Juan Carlos Gázquez-Abad, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC.

En este sentido, hay que destacar que si bien ya existía un segmento de la población que tenía muy interiorizadas las compras por internet, “el confinamiento y las restricciones ha hecho que el rango de la población que menos compraba por internet, los mayores de 55-60 años, ahora es el que más ha necesitado hacerlo, sobre todo los mayores de 70 años, que son los más vulnerables a la enfermedad y los que, por tanto, más confinados deben estar", afirma Neus Soler, profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC.

Igualmente, la profesora cree que esta tendencia ha venido para quedarse, “muy probablemente, este consumidor sénior continuará comprando por internet porque ha perdido el miedo a hacerlo; las personas mayores han superado la inseguridad y la desconfianza que el comercio electrónico les generaba y han podido comprobar la comodidad que representa”.

Ante este nuevo panorama que han dejado las restricciones y los confinamientos, uno de los sectores que más ha padecido este cambio, como son los hosteleros y el pequeño comercio, no han tenido más remedio que reinventarse para sobrevivir.

Este es el caso de Diego Ruiz, propietario del restaurante La Teja, que en cuanto superó los primeros días de miedo e incertidumbre provocados por el confinamiento del mes de marzo, “el instinto de supervivencia me llevó a tomar decisiones, así que después de reunirme con mi equipo nos pusimos en marcha y lanzamos La Teja en Casa para empezar a servir comida a domicilio”.

La crisis ha obligado a este hostelero onubense a reinvetarse para servir a domicilio. La crisis ha obligado a este hostelero onubense a reinvetarse para servir a domicilio.

La crisis ha obligado a este hostelero onubense a reinvetarse para servir a domicilio. / Josué Correa

Actualmente, prosigue Diego, “no puedo estar más contento con la decisión que tomamos, ya que la venta a domicilio, a parte de ser un complemento a mis ingresos diarios, me ha permitido poder seguir contando con toda mi plantilla y no tener ningún trabajador en Erte”.

Pero, como en todas las nuevas aventuras, no siempre es color de rosa, “cuando pudimos volver a abrir las puertas nos vimos desbordados ya que nuestras infraestructuras eran demasiado pequeñas para poder dar los dos servicios, así que tengo que volver a reaccionar rápidamente, arriesgarme y tomar la decisión de alquilar otro local destinado exclusivamente para la venta de comida, tanto para recoger como a domicilio, local que está a cargo de Rocío Gómez, quien es la responsable de coordinar La Teja en Casa”, explica el hostelero.

“A pesar de todas las complicaciones que nos hemos encontrado al enfrentarnos a una forma de hacer negocio diferente, gracias a la fidelidad de nuestros clientes, al boca a boca, y al buen trabajo que realiza el equipo que lleva las redes sociales, en los pocos meses que llevamos el balance es muy positivo”, afirma el dueño de La Teja.

Finalmente, Diego quiere lanzar un mensaje de esperanza a todos los hosteleros, “estamos viviendo una situación muy complicada, ya que la hostelería es como un grifo del que continuamente está cayendo agua y solo lo podemos taponarlo con horas de trabajo, así que si no tenemos esto, lo que nos queda es intentar sobrevivir con nuestro esfuerzo y agudizando en el ingenio”.

Otro de los sectores que se ha visto más afectado por las restricciones a consecuencia de la crisis es el del comercio tradicional, algo que les ha llevado a estar actualmente en una situación muy complicada.

Y en esta situación está Carlos Moral, propietario de la joyería Chiguagua. Joyero por tradición familiar, hace siete años decide poner en marcha una nueva joyería enfocada a un público más joven. Respecto a su salto a la venta online, Moral cuenta que desde hace cuatro años ofrece esta posibilidad a sus clientes, “pero realmente no es hasta hace dos año cuando empezamos a notar algunos beneficios”.

Actualmente, las ventas que realizan a través de su web, chiguaguashop.com, y a través del resto de plataformas en las que tienen presencia, supone tan solo un 10%, “esto teniendo en cuenta que durante la pandemia prácticamente hemos duplicado las ventas en este ámbito”.

Y es que el proceso de venta por internet es muy lento, asegura el empresario, “te crees que haciendo una web vas a empezar a vender y ahí está el primer error, ya que puedes tener el mejor ecommerce del mundo, que si no consigues un buen posicionamiento las ventas no llegan, sencillamente porque los clientes ni te ven, ni te encuentran”.

Una dependienta de Chiguagua supervisa el stock de la tienda online Una dependienta de Chiguagua supervisa el stock de la tienda online

Una dependienta de Chiguagua supervisa el stock de la tienda online / Josué Correa

Para lograr un posicionamiento adecuado en los motores de búsqueda, explica Moral, “en mi caso tengo que invertir unos 2.000 euros al mes, y eso para una caja de un comercio tradicional es mucho dinero, y más hoy en día”.

Además, el propietario de Chiguagua pone el foco en otra de las dificultades de la venta online: la feroz competencia. “En internet compites con marcas de todo el mundo, incluso con tus propios proveedores, que se pueden permitir poner precios mucho más bajos que nosotros e incluso vender al precio de coste”.

Asimismo, prosigue Moral, antes de lanzarse a este mercado, es muy importante que los empresarios sepan que la venta online es una herramienta más, un complemento para sumar ventas, pero no es la solución para salir de esta mala situación”.

En este sentido, explica Carlos Moral, a parte de la venta online, la joyería onubense ha puesto en marcha un servicio de venta telefónica, Chiguagua Go, “que no es más que otra forma de acercarnos a nuestros clientes ofreciéndoles la posibilidad de realizar las compras cómodamente por WhatsApp, compra que recibirán posteriormente en su casa”.

En definitiva, distintas formas de buscar nuevas oportunidades y de reinventarse con un único objetivo común: paliar las consecuencias de esta crisis y conseguir que sus negocios sobrevivan.

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