Huelva

“El compromiso de las hermandades va más allá de la salida con sus acciones sociales”

  • Antonio González inicia el último año de su segundo mandato con el deseo de que mañana se apruebe la revisión de los estatutos

Antonio González García, presidente del Consejo de Hermandades.

Antonio González García, presidente del Consejo de Hermandades. / Alberto Domínguez

curso cofrade se inicia mañana con un pleno en el que se volverá a votar la reforma de los estatutos, en lo que el Consejo lleva dos décadas. El presidente de los cofrades aborda las cuestiones más importantes del último año de sus dos mandatos que finalizan el próximo año.

-Concluyen dos mandatos, cómo podría definirlos.

–Como un servicio a la Iglesia y a las hermandades. Adquirimos un compromiso con nuestro obispo y la Semana Santa y creo que lo hemos cumplido, con lo cual estoy muy satisfecho.

–¿Con qué se queda?

–Con muchísimas cosas, con lo bueno que hemos podido hacer entre todos, actuando con total compromiso, con muchísima claridad, siendo tremendamente honrados con las hermandades, con Huelva, con nosotros mismos. Le hemos dado una normalidad a la Semana Santa que antes no tenía y eso es lo más importante

–¿Lo más significativo?

–Hemos hecho cosas muy buenas, buenas y regulares, como todo el mundo, corrigiendo siempre aquello que no habíamos hecho bien. Hemos tenido esa capacidad y humildad, que en muchos casos no existe. No ha habido crispación con los hermanos mayores, y el trato con todos ellos es exquisito, de amistad, de amigo.

–Organizó dos magnas, una no salió a la calle, pero la segunda fue un rotundo éxito.

–La primera no salió a la calle lo que era la procesión del acto de fe, los pasos algunos sí salieron; aquello fue un poco traumático por no decir un desastre. Salió mal, tuvimos mala suerte porque contra el tiempo no se puede luchar. Pero el domingo pudimos realizar lo que era verdaderamente el acto de fe.Nosotros teníamos una inquietud enorme, estábamos en deuda con Huelva y la Semana Santa. Las hermandades tuvieron una magnífica predisposición para el acto de la misericordia. El obispo don José Vilaplana me dijo que para adelante. Nos estaba premiando a toda Huelva el descalabro que tuvimos, que él vivió siendo partícipe de los sinsabores y las críticas. Resultó una magna irrepetible, no creo que salga ni una sola como esa, ni aquí ni fuera. El cumplimiento fue excepcional, eso marcó un antes y un después, permitiendo que se nos respete, que sepan que en Huelva que hay gente que saben hacer las cosas, que su Semana Santa goza de una gran salud. Me siento satisfecho y mi junta también.

–¿Habrá otra antes de finalizar este mandato?

–Es muy difícil, no porque no tengamos ganas de hacerlo, o porque no tengamos proyectos. Simplemente porque este tiempo está muy condiciono por el hecho de que el señor obispo se nos marcha y no sabemos quién viene y cuáles son sus ideas.

–Se habla siempre de lo que aportan a la ciudad eventos de estas características.

–El papa Francisco lo ha dicho en infinidad de veces, no nos podemos quedar quietos, hay que salir a la calle a buscar a la gente. Hoy día las hermandades, párrocos, sacerdotes, salen a la calle para dar testimonio de fe. Las hermandades se crearon hace muchísimos siglos con ese fundamento. Es bueno salir a la calle a dar testimonio de fe en los tiempos que corren, donde hay muchas inquietudes y hay falta de compromiso y de fe. Además de todo eso la ciudad recibe importantes ingresos, muchas personas se dedican a trabajar para las hermandades.

–La Semana Santa se presenta en Fitur, ¿no hay que dejar eso al Patronato de Turismo?

–Tenemos que ir a Fitur por varios motivos. El primero porque así nos lo pide el Ayuntamiento, que es el que da una subvención a las cofradías. Allí no solo vamos a dar a conocer la Semana Santa, estamos promocionan a Huelva y eso es importante, que entre riqueza para los onubenses. La Semana Santa es un reclamo publicitario. ¿Que para eso están las oficinas de turismo?, pero no la dan a conocer como los presidentes de los consejos. Cuantas más personas vengan, más nos ven.

–¿Cómo es la relación con el Ayuntamiento?

–Magnífica. Cuando llegamos al Consejo hace siete años el Ayuntamiento tenía paralizadas las subvenciones, hicimos gestiones con el anterior equipo de gobierno y nos pagaron lo atrasado. Desde que llegó el alcalde actual, Gabriel Cruz, se empezó a recibir 40.000 euros al año y para la Semana Santa pasada, nos dobló la cantidad. Además, se desviven por atendernos, en todas las delegaciones municipales tenemos las puertas abiertas.

–¿La ayuda económica es la adecuada respecto a otros eventos de la ciudad?

–La Semana Santa debe recibir lo que esta le da a la ciudad. Todo el mundo dice que es el evento más importante que hay, con lo cual si es así debe recibir lo más importante. Todavía hay que mejorar esa ayuda.

–La asignación por parte del Consejo también se incrementó.

–Cuando entramos nos atrevimos a decir que íbamos a multiplicar por tres lo que recibían y lo hemos cumplido. Hace dos años se montó una carrera nueva, más el mantenimiento de estructura, las telas se cambiaron, y todo se hizo sin detraer a las hermandades un céntimo. Este año se subió la aportación un 50%, antes de entrar nosotros se repartía un 18% del total de ingresos y ahora es un 80%.

–La Carrera Oficial volvió a la calle Concepción.

–Había una cosa que no agradaba, que los nazarenos entraran en la Concepción por una puerta y salieran por otra, mientras los pasos no. Era un lío cuando por la calle Méndez Núñez salían sus cofradías. Lo mejor era volver a la situación anterior y se retomó la calle Concepción, que es la aprobada desde 1992. Es más bonita, más seria y hay más cabida de personas que pueden disfrutar de ella.

–Ahora se alarga por obras al tramo de la Diputación, ¿se acabará consolidando?

–No estamos aumentando el cupo de palcos, hay un pleno donde todo quedó muy claro, el alargamiento hasta Santa Ángela de la Cruz se mantendrá sólo mientras duren las obras de edificios de Hacienda y Banco España.

–¿Y qué tiempo durarán?

–Las noticias son alarmantes, espero equivocarme. Lo que podría ser un par de Semana Santa, como mínimo se van a doblar. Hay problemas ajenos a la voluntad de todo el mundo.

–¿Por qué no se arregla la sede del Consejo?

–Porque quien lo tiene que acometer no lo hace, que es la Junta como propietaria. Nos la encontramos en una situación de abandono total y así continúa, a pesar de que hemos hecho arreglos y limpiamos lo que podemos. Los técnicos dicen que para una solución hay que tirar el edificio. Esa es mi asignatura pendiente, lo que no es normal es que el colectivo más numeroso de la ciudad con 40.000 cofrades apuntados y 100.000 personas que son cofrades, no tenga un sitio docente para reunirse. Se la hemos solicitado tanto al Ayuntamiento como a la Junta. La caridad de la Hermandad de la Cinta nos permite tener un lugar de reunión, no sabemos cómo darle las gracias.

–Durante dos décadas se lleva para renovar los estatutos, ¿no es mucho tiempo?

–Es demasiado, más cuando los estatutos no se sacan todos los días, solo para un conflicto interno. Hay que tenerlos en mente, para no salirse de donde no se debe. Afortunadamente no hemos tenido que echar mano de ellos. Va muy en contra nuestra esta situación, más cuando lo que hay que hacer es algo para que todo esté en regla, tener autoridad en determinados temas pero donde impere la amistad, el consenso y el sentido cristiano.

–Uno de los escollos es la Carrera Oficial con el Nazareno.

–Lo que no se puede es poner en un aprieto siempre al señor obispo, que está para otras muchas cosas. Si vas y le dices que hay un problema en la Madrugada, él lo que quiere es evitarlo y da una dispensa. Luego las demás cofradías no están de acuerdo y eso lleva a discusiones. Le hicimos una planteamiento si estaba de acuerdo y se ha llegado a la conclusión que en la jornada donde solamente haya una sola cofradía, ésta podrá optar por pasar o no por la Carrera Oficial; si no pasa no tiene derecho a la ayuda de venta de palcos.

–¿Al final es cuestión de dinero?

–No, es de responsabilidad. Si en los estatutos vigentes dicen que todas tienen que pasar por la Carrera Oficial, pues hay que pasar. Lo que no se puede es encasillarse en un horario, en no pasar, en hablar de una inseguridad. Hay que afrontarlo, ¿la Carrera Oficial para qué es, para pasar?, pues hay que pasar. Pero llegado al punto donde se le molesta, se le pide a don José que sea quien dictamine, pues ya la cosa cambia. Habrá que poner una medida o una resolución para darle la oportunidad a quien rige los destinos en ese momento de una hermandad de tomar una decisión, pues lo mismo que una junta decide no pasar, puede venir otra que dice que sí. Si se deja por escrito y no hay que pedir favor.

–¿No son cuestiones para un reglamento de régimen interno?

–Claro, lo ideal sería unos estatutos con artículos donde se refieran a lo más esencial y luego hacer un régimen interior. ¿Pero se iba a aprobar, si para los estatutos llevamos los años que llevamos? A mí lo que me molesta es que las diez últimas páginas se dediquen a las sanciones, cuando eso no debiera existir; en temas de hermandad hay que tener otro espíritu.

–¿Se integrará el Resucitado?

–El señor obispo es partidario de que forme parte del Consejo. Nosotros celebramos la Pasión, Muerte y lo más importante es la Resurrección, por eso no tiene sentido de que no forme parte de donde están las demás cofradías. Estamos por su integración y nos han echado para atrás los estatutos en cuatro ocasiones. La decisión que hemos tomado, que a don José le ha parecido bien, es que el Resucitado entre a formar parte del Consejo, quedando claro que la Carrera Oficial la abre la Borriquita y la cierra la Soledad el Viernes Santo, con lo cual no existe el domingo, porque además no está abierta el sábado. La idea es que el Resucitado procesione hasta la Catedral coincidiendo con la misa del domingo. No cobraría la parte de la venta de palcos, pero sí habría una subvención específica desde el Ayuntamiento.

–El Cristo de la Vera Cruz se incorpora al Sábado de Pasión, ¿cómo lo ha visto?

–Queda demostrado que Huelva disfrutó con el procesionar del Cristo de la Vera Cruz y la llegada de la Legión. Resultó un éxito de personas procedente de todos lados, con calles abarrotadas, un acto muy bonito, no sabemos si eso se volverá a repetir. Hay que dejar claro que la organización es de la hermandad, el Consejo colaboró poniendo a su disposición los palcos e hicimos la gestión de la venta.

–Hay asociaciones parroquiales empujando, ¿tendrán sitio?

–A mí personalmente no me molesta absolutamente nadie, sería precioso cada día con cinco cofradías. Si cumplen los requisitos y las autorizan el Obispado, las puertas del Consejo las tienen abiertas.

–¿La Semana Santa se queda en las salidas?

–No, si fuera sólo salir y entrar sería banal. Lo único sería el acto de fe en las calles que sí tiene sentido para la cofradía; para la hermandad, no. Las hermandades tienen actividades sociales durante el año, donde el compromiso es tremendo. Lo último fue el aceptar el ofrecimiento con la Casa de los Milagros, la mayor obra social de las hermandades en su historia.

–¿Cómo presentar grandes estrenos si todavía hay crisis y la gente tiene hambre?

–De hambre no se muere nadie, porque para eso están las hermandades donde la caridad es lo primero, luego los estrenos. Hoy la Semana Santa ha crecido de una manera tremenda. Hay una mejor solvencia económica y se pueden comprometer a otro tipo de proyectos. Cualquier orfebre, tallista o bordador te lo admite, porque saben que te puedes comprometer al pago; porque ese dinero lo vas a recuperar con la aportación del Consejo o del Ayuntamiento y de los propios hermanos. No se nos puede olvidar que hay 100.000 familias en Andalucía que comen de la Semana Santa.

–¿Hay muchas extraordinarias?

–Si cuando llega una junta hay una efemérides pues es normal que aprovechen esa oportunidad. Queda demostrado que las procesiones magnas y extraordinarias no son malas para nadie.

–El obispo se marcha, ¿cómo ha sido la relación?

–De mucha serenidad, tranquilidad, comprensión y nos ha regalado su amistad. Un obispo cercano, donde el respeto está por encima de todo. No hemos tenido ningún problema, tampoco las hermandades les ha creado excesivos problemas.

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