Huelva

Noches de fiesta onubense con menos horas y sin poder bailar

  • El buen ambiente en las terrazas centra el ocio nocturno los fines de semana

  • Los jóvenes echan de menos la normalidad previa al Covid-19

Las terrazas son la prioridad para las noches onubenses de verano.

Las terrazas son la prioridad para las noches onubenses de verano. / Josué Correa

La noche en Huelva termina a las cinco de la mañana. El coronavirus es el culpable. También lo es de la presencia de las mascarillas en las terrazas, del sonido de una música que no se puede bailar y del traslado de la fiesta a algunos balcones. Aun así el ocio nocturno de la capital está vivo aunque con el freno de mano echado. Las terrazas, que son prioritarias cuando llega el calor, están llenas. Esto es prácticamente lo único que la Covid-19 no se ha llevado por delante. El instinto de salir, tomarse una copa y tener una buena conversación siguen intactos.

Salir del círculo de acompañantes en una noche de fiesta es lo que se hace sumamente complicado en este escenario. La distancia social ha truncado la oportunidad de conocer a alguien cuando la luna es el único testigo en una conversación entre dos desconocidos. Hay espacio en la barra, en la terraza y en la pista de baile. En este último lugar, la mesas altas han desterrado cualquier movimiento de caderas. Estas cuestiones son los mayores inconvenientes de los jóvenes –y no tan jóvenes– onubenses cuando salen de fiesta, aunque para muchos este concepto ya no es el apropiado para describir un sábado por la noche. Pablo Rada, el centro, La Merced, Aqualon y Mandala son los principales puntos de partida para vivir las noches de los fines de semana, según los jóvenes onubenses.

Cierto es que la concienciación y el respeto por las normas tanto por los ciudadanos como por los empresarios es de sobresaliente. “Tiene que ser así”, comentó a este periódico Carolina Rebollo, quien reconoció que el que “no se pueda bailar me mata”, además que tampoco “te puedes relacionar con nadie que no conozcas”. El ocio nocturno en Huelva capital ha cambiado mucho de un verano para otro y no en el número de personas: “Las limitaciones, los miedos y los controles de aforo”, comentó Rebollo junto a su acompañante Blas López. “Buscamos sitios medio vacíos y que no estén muy cerrados”. Eso sí, tampoco “es un drama porque se pueden hacer otras cosas”.

El coronavirus “ha cambiado mucho el ocio nocturno. No puedes bailar y tienes que reservar en muchos sitios, además de que cierran antes. No es lo mismo”, apuntó un grupo de amigos. Otra reunión de conocidos echa de menos “la música en directo”, además que desestiman ir a cualquier establecimiento que haya que esperar en la puerta para entrar”.

Que la noche onubense no termine a las siete de la mañana sino a las cinco ha provocado un cambio de estrategia para muchos grupos de jóvenes: salir antes o incluso reunirse en casa. Aunque las normas se cumplen en la amplia mayoría de los casos también hay excepciones donde la mascarilla protege el codo o la barbilla. “Nos tienen agobiaditos con las mascarillas. Ahora mismo nos acaba de reñir la policía”, comentó una joven, que buscaba en la noche onubense alternativas para divertirse porque “hay muchos establecimientos que no han abierto”. Eso sí, “prefiero totalmente la terraza, que corra el aire”.

De las siete a las cinco o de las tres a las dos. Estas son las limitaciones de horario según la licencia que tenga el pub o discoteca. Es menos tiempo de facturación para los establecimientos, que de momento aguantan la embestida de la Covid-19 porque la buena meteorología permite el lleno de las terrazas, muchas de ellas aumentadas gracias al permiso del Ayuntamiento de Huelva. La incertidumbre llegará cuando el frío aparezca y las terrazas no sean una opción. La reducción del aforo en el interior de los locales será un importante obstáculo para llegar a los ingresos necesarios. Así lo explicaron varios establecimientos a este Huelva Información, y que además recuerdan que la prohibición de las cachimbas es otro plus por lo que se ha dejado de ganar dinero.

“Ahora mismo sin mesa no se puede estar y no puede haber más de doce personas juntas”, explicaron desde el local La Lola. El verano ha cambiado para ellos en varias cuestiones. Una de ellas es la música en directo. “El año pasado hicimos un concierto con Son de Cuba y ahora eso es inviable”. Aunque, de momento “el verano no está siendo malo” las dudas están ahí porque “no sabemos si habrá más restricciones”. Tanto es así que ya piensan de cara a septiembre y octubre. “Si esto sigue igual, tendré que hacer una inversión en la terraza de algún modo. Algo hay que hacer para que salgan los números”. Incluso hay establecimientos hosteleros para comer y cenar que se han tenido que reinventar y alargar su cierre para aprovechar las primeras copas de la noche.

También hay novedades en The Red Lion, establecimiento habitual de la noche onubense junto a la Casa Colón. Allí para acceder al interior del establecimiento hay que pasar por un control de temperatura e incluso se hace un registro de los clientes para facilitar el rastreo a Salud si hubiese algún caso de coronavirus. “Dentro nunca hemos servido en mesa”, explicaron desde el establecimiento y justificaron que ahora tienen el doble de personal para servir y hacer cumplir las medidas de seguridad. Restricciones que no todo el mundo comprende. “Se ha ido gente con la copa puesta porque se han puesto a bailar y se les dice que no se puede”. Sin duda, aseguraron, “está siendo el verano más estresante. Es muy difícil todo porque tienes que hacer que se cumplan las medidas y que la gente se vaya a gusto”. Aun así, el verano está funcionando “bien”. “El problema no es que no tengamos clientes sino que no caben”. También miran al futuro, que es la mayor preocupación del sector. “En septiembre, que es temporada alta no va haber recursos para facturar lo de antes”.

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