WAR ROOM

Memes, armas de destrucción masiva

  • Tiene que ser rápido, concreto, con un toque de humor absurdo, sintético y a ser posible actual

  • El meme comparte similitudes con las ‘fake news’; consumimos y viralizamos las noticias falsas

Esperanza Aguirre en el Senado.

Esperanza Aguirre en el Senado. / Víctor Lerena / Efe (Madrid)

Esperanza Aguirre y su multa de tráfico por aparcar en un carril bus; los mundos de Ayuso, Susana Díaz encarnando a Maléfica en el cartel para las primarias del PSOE, Santiago Abascal protagonizando mil y una hazañas épicas… La política es una fuente inagotable de memes. Son pequeñas historias visuales, de consumo instantáneo, concebidas para transportarse por las redes a la velocidad de la luz y generalmente irónicas. Su potencia viral y su extraordinario poder político las han vuelto importantes. Pero, ¿se trata sólo humor?

Meme es un neologismo acuñado por el científico Richard Dawkins en El gen egoísta (1976). Significa “algo imitado”. Trata de condensar a través de una imagen y un breve texto una idea generalmente expresada en tono de burla y de humor satírico. Los primeros memes surgieron en el siglo XIX. El fotógrafo Harry Whittier empezó a utilizar sus fotografías de animales posando para hacer tarjetas, fundamentalmente gatos vestidos en situaciones humanas con accesorios. Éste es el primer antecedente de los lolcats.

Un meme se puede hacer en un cuarto de hora si se dispone de las herramientas adecuadas, pero lo complicado es tener la idea. Para que un meme triunfe y se dispare por la galaxia digital tiene que ser rápido, concreto, con un toque de humor absurdo, sintético y, a ser posible, actual, aunque esto no es imprescindible.

No conocen la censura y tienen la capacidad de colocar cualquier idea, por excesiva que sea

La inspiración para los creadores de los memes proviene del día a día, de cualquier noticia o imagen. Aunque no existe una regla que determine el éxito de un meme, los memes políticos suelen funcionar bastante bien.

Esto se debe, en parte, a las transformaciones que han permitido las nuevas tecnologías. “Ahora disponemos de una autonomía en la comunicación que antes no teníamos”, afirma Diego Rodríguez Ontiveros, especialista en tecnología de la información. “Estamos empoderados y sentimos placer masacrando a los políticos con las críticas”.

Los memes de los políticos nacen de manera espontánea en la red, pero ya es un fenómeno que no puede achacarse sólo al afán creativo de sus autores. Los memes se han introducido en la comunicación política para convertirse en herramientas de marketing político que popularizan ideas y consiguen adeptos a determinados movimientos.

El meme comparte similitudes con las fake news. Consumimos y viralizamos las noticias falsas porque nos las creemos, pero, sobre todo, porque vienen a confirmar nuestros pensamientos y creencias. Igual ocurre con el meme y explica la extraordinaria capacidad de viralización que tienen estas piezas gráficas digitales.

Desinformar y manipular

Algunos expertos consideran a los memes como un instrumento para desinformar y manipular la información. La conocida como alt-right, la extrema derecha estadounidense adaptada a los nuevos tiempos, utiliza los memes como vehículo para implantar y difundir sus ideas, y hacer que lleguen a los medios de comunicación. El meme enciende la mecha para que se hable de un tema en concreto, da igual con qué orientación o punto de vista, logrando así el objetivo de sobredimensionar los asuntos que interesan a estos grupos.

Pero no sólo eso. El meme como instrumento de marketing político permite sobrepasar ciertos límites que no están permitidos en el discurso político tradicional. Los memes no conocen la censura y tienen la capacidad de colocar cualquier idea, por excesiva que sea. Realizada esta primera parte del trabajo, las fake news vienen a rematar la faena, de tal manera que los expertos los consideran como una pieza clave en la nueva propaganda política.

Diego Rodríguez Ontiveros explica que el meme “se ha empezado a utilizar como parte de la comunicación política y desde un visto de vista táctico, perdiendo en algunos casos la espontaneidad original”. Este humor satírico llevado al límite “para que duela y que sea viral” está perjudicando a la política y a la sociedad porque, en opinión de Rodríguez Ontiveros, “así no se solucionan los problemas de fondo”. “Esta denostación permanente de la imagen de un candidato o líder se transforma en una forma de ejercer la política desde el escándalo, tras lo cual desaparecen los debates de fondo”, remarca.

El meme enciende la mecha para hablar de un tema en concreto para sobredimensionarlo

De los peligros de los memes también alerta la periodista Delia Rodríguez, autora del libro Memecracia. Se trata del sistema que impera en el mundo en el que vivimos, “donde internet ha multiplicado la información y en que los medios de comunicación han fallado”. La autora explica que, en este sistema, sólo los memes más llamativos atraen nuestra atención. Esto explicaría la notoriedad que adquieren personas como el papa Francisco, Justin Bieber o Lady Gaga: “todos ellos han aprendido a secuestrar nuestra atención y a hackear los medios de comunicación para salir ellos más que otros”, afirma.

Prácticamente ningún tema que acontece en la política española escapa al meme. La declaración de pandemia y el confinamiento obligatorio –caceroladas incluidas–, las circunstancias de la Casa Real, Podemos o una cascada de memes ofensivos sobre el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, son algunos de los que han alcanzado mayor viralidad durante este atípico año.

Han sido noticia en los medios de comunicación por su extraordinaria potencia un montaje sobre cómo serían nuestros políticos tras someterse a un hipotético cambio de sexo o una foto del expresidente de Colombia Álvaro Uribe transformada en meme de contenido político en España. En la foto original Uribe tira de una carretilla en la que van subidos sus nietos, y en el montaje es Abascal quien tira de la carretilla y los niños aparecen con las caras de Sánchez, Ábalos, Iglesias y Echenique. Una leyenda a modo de pensamiento de Abascal dice: “aquí tirando la basura”.

Delia Rodríguez afirma que “el verdadero peligro de los memes es que nos los creamos, sin saber que han sido premeditados y que responden a unos objetivos”. Deberíamos sembrar la duda sobre quién nos lo manda y preguntarnos con qué objetivos, aunque, según Rodríguez, no lo hacemos. “Consumimos sin más, y hay muchos factores e intereses alrededor”.

También el escritor y crítico cultural, Jorge Carrión, advierte del trasfondo de los memes: “no podemos permitir que sean un monopolio de la ultraderecha, un vehículo para la transmisión de racismo, homofobia, machismo o teorías de la conspiración. Los medios de comunicación más responsables y serios, y los proyectos políticos progresistas deberían poner en circulación sus propios memes”, al tiempo que recomienda “reflexionar críticamente durante unos segundos” sobre el contenido que hemos recibido antes de compartir.

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