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'Benditas' redes sociales

  • Ya nadie se cuestiona la presencia de los políticos en las redes sociales, aunque hacerlo sin base estratégica es una pérdida de oportunidades

  • El primer error es pensar que un ‘like’ es un voto

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. / Efe

"También mi gratitud a las benditas redes sociales”. Para Andrés Manuel López Obrador, actual presidente de México, las redes sociales fueron una parte muy destacada de su histórico triunfo con más de 30 millones de votos, y aún hoy siguen siendo un importante aliado de su mandato. ¿Cómo hacer que se conviertan en benditas para todas las personas que se dedican a la política? En el contenido está la clave.

Aunque está lejos de los 122 millones de personas a las que les gusta Cristiano Ronaldo o de los más de 100 millones de Shakira, López Obrador es una verdadera estrella de las redes sociales. En Twitter, tiene 7,3 millones de seguidores; en Facebook, 7 millones; en Instagram, más de 738.000, y en YouTube, 2 millones de suscriptores, superando ampliamente a Donald Trump, con 551.000 suscriptores, o al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, con 33.000.

Semejantes números no recaen sobre las espaldas del presidente. Para publicar tuits, postear, compartir vídeos de sus actividades diarias y conseguir seguidores existe un equipo de cuatro personas más un coordinador.

Muchos políticos aún desconfían de las redes sociales porque piensan en ellas, erróneamente, en términos absolutos, como si su empleo conllevara necesariamente la pérdida del contacto físico con la persona en el mundo off line. Las redes sociales son un universo paralelo, es cierto, pero fluyen equidistantes a la vida real de las personas de carne y hueso.

Para López Obrador fue un importante bastón en el que apoyó su campaña electoral y actualmente se ampara en ellas para dar visibilidad a su gestión porque, en su opinión, rompen el “agudo cerco informativo” e impulsan la libertad de expresión.Que los políticos deben estar donde se encuentren los ciudadanos es algo que está fuera de toda duda, huelga decirlo.

En política no importa el número de seguidores, sino qué dicen y qué comparten

El prestigioso informe que anualmente realiza la firma IAB Spain para cuantificar la penetración de las redes sociales y el uso que se hace de ellas, ha contabilizado la existencia de 25,9 millones de usuarios en nuestro país a fecha de abril de 2020, es decir, un 87% de españoles entre 16 y 65 años.

Hombres y mujeres las usan por igual, la edad promedio es 40 años, el grupo más numeroso según la formación es el de universitarios (48%) y en cuanto a la ocupación, el trabajo por cuenta ajena es, con mucho, el sector mayoritario (56%) frente a trabajo por cuenta propia (14%), parados (10%) y estudiantes (10%).A la luz de estos datos, ya (casi) nadie se cuestiona la presencia de los políticos en redes sociales, aunque hacerlo sin una base estratégica supone una pérdida de oportunidades.

Ahora bien, es necesario desmontar dos mitos muy extendidos y que muchas veces nos llevan a conclusiones erróneas sobre las posibilidades electorales de un candidato. El primer error es pensar que un like es sinónimo de un voto. Una cosa es darle a un botón cómodamente desde el sofá de casa, sin esfuerzo ni compromiso, y otra muy distinta es depositar un voto en la urna. Por tanto, las interacciones hay que saber interpretarlas para no llevarnos a engaño.

La segunda cuestión artificiosa en la relación entre la política y las redes sociales es el llamado síndrome de Roberto Carlos, es decir, la acumulación de seguidores pensando que, a más fans, más votos. En política no importa el número de seguidores, sino cómo se comportan, es decir, qué dicen y qué comparten.

Partiendo, pues, de estas dos premisas y teniendo en cuenta que los mensajes políticos en las redes se diluyen entre un océano de contenidos mucho más atractivos para los usuarios, las redes sociales se han convertido en un lugar de encuentro y desencuentro entre el político y los ciudadanos.

Los mensajes políticos se diluyen entre un océano de contenidos mucho más atractivos

Para la consultora Jennifer Islas, los políticos y gobernantes deben estar en las redes sociales porque éstas ayudan a dar respuesta a cuatro preguntas que son fundamentales para conocer a los usuarios: ¿qué piensan? ¿qué necesitan? ¿qué proponen? y ¿cómo nos ven? Con la respuesta a estas cuestiones se construye la base estratégica para una presencia efectiva en las redes sociales.

Divertir y emocionar

Vivimos en una época de abundancia digital en la que, como afirma el experto Alejandro Yordi, “difundir contenido propio o ajeno, enfocado en el día a día de las actividades políticas de los dirigentes, no es material atractivo para casi ningún seguidor”. En ese sentido, Jennifer Islas propone publicar “contenido divertido, que sorprenda y que genere emociones”. “Los mexicanos votaron a López Obrador porque se sentían enojados con el Gobierno anterior. Hoy la gente no vota por un partido o por un candidato, sino por las emociones que están sintiendo en ese momento”, afirma.

Para competir con otros contenidos que resultan más interesantes para los ciudadanos, esta consultora mexicana propone el empleo de los llamados memes y la humanización de la comunicación digital. “La gente se aburre” de las imágenes oficiales de los políticos “y quieren saber que tienen una vida más allá”.

Además, Islas promulga una recuperación de valores que permita en las redes sociales hablar con la verdad, con respeto, con tolerancia y ser solidarios, abrazando alguna causa. Por tanto, las redes, bien empleadas, son algo más que un altavoz de mensajes políticos o un espejo de sus actividades.

Bien empleadas, son algo más que un altavoz de mensajes políticos o un espejo de sus actividades

Víctor Romo, alcalde de Miguel Hidalgo en la ciudad de México, define todas las funciones que han dado a las redes sociales en su municipio: “un ciudadano molesto porque no ha recibido la atención ciudadana adecuada encuentra en las redes sociales su válvula de escape, pero también es su medio de contacto inmediato con nosotros.

Así pues, son fundamentales para acercarnos a los ciudadanos, conocer sus inquietudes, atender sus necesidades y hacerles sentir que son escuchados por sus gobernantes más directos. También funcionan como instrumento para la rendición de cuentas, y como centro de atención ciudadana para solucionar problemas que son responsabilidad de la alcaldía”.

Para el profesor Mario Riorda, “el trabajo del gobernauta no pasa por tener todas las respuestas, sino por saber formular las preguntas adecuadas, ganar la credibilidad, fortalecer vínculos, conectar emocionalmente, persuadir, argumentar y movilizar a la organización en la resolución colectiva de los desafíos”.

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