Huelva

La Joya: Rituales funerarios con banquetes de jabalíes

  • El yacimiento arqueológico sigue despertando interés tras analizadas nuevas tumbas

  • Todo apunta a los siglos VIII a VI a.C. y en conexión a lo excavado por Garrido Roiz

En La Joya pasan ahora de la tarea de campo a la de investigación tras haberse trabajado en unas 50 estructuras, entre zanjas y tumbas. Una excavación que dirige Alejandra Echevarría Sánchez y coordinada por Diego González Batanero, del equipo Ánfora de arqueología que se encarga de esta excavación en una investigación con la participación de la Universidad de Huelva.

En concreto se han documentado ocho tumbas con restos de cremación, correspondientes a los siglos VIII a VI a. C. La estructura 24, que corresponde a un enterramiento, es la que se considera con mayor interés, por la amplitud de la misma y el ritual que denota importancia por los numerosos objetos hallados de las ofrendas. Se trata de una fosa muy grande, aunque desapareció la parte superior, ya que sobre la misma se practicó un rebaje en su día para un acceso a la zona del cabezo. “Es un milagro que se conserve ya que la actuación que se realizó sobre ella fue bastante importante y ha soportado el acceso de maquinaria pesada”, señalan los arqueólogos.

De cualquier forma, hoy se conserva el 90% de la tumba, donde aparece alguna punta de lanza de bronce, cuchillo curvo, colgantes de plata, restos de un brasero de los llamados tipo dos. Se trata de elementos similares a los ya encontrados por Juan Pedro Garrido Roiz en su excavación en la zona en la que predijo que habrían muchos más enterramientos, como así se está pudiendo constatar.

Aquí aparecen restos de cremación de dos adultos de unos 30 años, masculino y femenino. Se hallaron como unos 20 platos, en una escena en la que se muestra los restos de un jabalí en el banquete preparado de la despedida para su tránsito al más allá.

Hay otros enterramientos en urnas en los que aparecen restos de un solo individuo. Se espera que tras el análisis realizado en la prospección geofísica y con los patrones que ya se han podido documentar en las ocho tumbas anteriores, pueda ser más fácil la localización de otras cuando continúe el proceso de excavación. Hasta el momento lo que se ha realizado es un informe preliminar entregado a la Junta de Andalucía que será la encargada de tomar una decisión sobre el futuro de esta zona arqueológica.

Con estos trabajos lo que se ha podido comprobar por el equipo de Ánfora “es que este espacio no está agotado en cuanto a restos arqueológicos” y también se pone de relieve que “el interés no sólo recibe en la parte alta del cabezo, donde investigó Juan Pedro Garrido, sino que sigue por la ladera y conectaría con los otros cabezos ahora no comunicados por el trazado del viario de la ciudad en la zona, como el mismo ya adelantó”.

Los arqueólogos son claros al señalar que esto es Tartesos, en ese arco cronológico de contacto con los fenicios y los griegos.

Hay materiales de Oriente pero igualmente cerámicas locales, como urnas tipo Cruz del Negro y vasos de a Chardon. “Se ve que se trata de cerámica de uso común que están hecha para enterramientos, porque denota menos consistencia que la que debe tener otras piezas para un mayor uso”, dice Alejandra Echevarría.

Ahora el estudio se dirige a cómo es esa relación con el mundo griego y fenicio. “Hablamos de un emporio comercial, la gente vive, fabrica sus útiles necesario y muere”, señala González Batanero. Lo que aquí se ven son enterramientos que siguen los patrones del Mediterráneo.

En estos momentos hay dos corrientes de estudio, si lo que aquí habría era una sociedad agraria pastoril que entra en contacto con Oriente, que conocen el torno, el alfabeto y la forma de cultivar.

Mientras que hay quienes hablan ya de la existencia de una cultura desarrollada, que entra en contacto comercial con Oriente porque aquí hay plata que es a lo que fundamentalmente venían. Se crean entonces unos intereses económicos y comerciales. Fenicios y griegos se asientan aquí dando paso a una sociedad avanzada.

Apuntan como hecho muy significativo los estudios de Sánchez Canales, en los que documenta la cerámica griega hecha con barro de Huelva. Igualmente hablan de las aportaciones de Massimo Botto, quien destaca la importancia de la cerámica griega hallada en el entorno de la calle Concepción, con varios fragmentos de cerámica de Kitias que señala como de los mejores que ha podido conocer.

Diego González Batanero destaca la importancia de los primeros resultados y resalta que “ahora es el momento de estudiar, comparar y concluir”, porque entiende que las excavaciones “deben llevar parejas un análisis y no un catálogo como ahora se está haciendo”.

A la vez que destaca que "nos encontramos en el momento de pasar del mito al hecho científico”.

Alejandra Echevarría espera que en Huelva “se avance en una mayor cercanía con esta zona”, especialmente en cuanto a que “se mantenga limpio el cabezo y se eviten arrojar basuras, como otra vez parece que está ocurriendo, lanzadas por encima de la alambrada”, lamenta.

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