Puerta del Mar

Las Hermanas de la Cruz son los ángeles de las hermandades de Huelva

La Virgen del Valle a las puertas de la iglesia conventual de las Hermanas de la Cruz.

La Virgen del Valle a las puertas de la iglesia conventual de las Hermanas de la Cruz. / Josué Correa

Es muy necesario que las nuevas generaciones conozcan lo que hacen hoy las Hermanas de la Cruz de atención a los más desfavorecidos, en lo que llevan en Huelva 113 años.

Es el benemérito sacerdote y párroco de la Concepción, Pedro Román Clavero, quien trajo a las Hermanas de la Cruz, compró los terrenos por siete mil pesetas que donó a la mitra hispalense y con colectas se edificó la sencilla y hermosa casa para las Hermanas de la Cruz, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, que es como se llama el convento.

El rosario y el crucifijo en el hábito de las Hermanas de la Cruz. El rosario y el crucifijo en el hábito de las Hermanas de la Cruz.

El rosario y el crucifijo en el hábito de las Hermanas de la Cruz. / Canterla

Pero qué les motiva a venir a Huelva, cuál iba ser su cometido, pues además de su testimonio de fe que se traduce en la atención a los que más sufren y necesitan del cariño y el cuidado de manos de ángeles, ellas se van a dedicar a la atención educativa de la mujer, que era una de las preocupaciones de Pedro Román Clavero. Las Hermanas de la Cruz atenderán a lo que hoy preocupa tanto como es la promoción de la mujer; pues sí, ellas ya lo hacían ofreciéndoles la educación necesaria.

La llegada de las Hermanas de la Cruz fue una fiesta para Huelva con la bendición y apertura de la casa, el 30 de abril de 1910 cuando es bendecida por el cardenal Enrique Almaraz y Santos.

La prensa decía que la solemne inauguración había alcanzado “caracteres de verdadero acontecimiento local”. Tras la bendición se visitaron las nuevas dependencias y cuál es el balance pues como resalta la prensa “sin temor a pecar de exagerados se puede calcular en unas 2.500 personas de todas clases sociales que ayer tarde desfilaron por la nueva casa de las Hermanitas de la Cruz”.

Ese es el afecto que siempre han recibido las hermanas del pueblo de Huelva, que la quieren y las consideran unidas a la realidad de nuestra ciudad, porque se han hecho imprescindibles en la atención a los más desvalidos.

Mirad, hoy siguen igual que aquel primer día que vieran a las hermanas por las calles de Huelva. Unas monjitas que aún se adentran en esta ciudad tan distinta y tan igual que entonces. Para algunos puede parecer que caminaran abstraídas por este enjambre de calles; tened seguro que no y sabed que conocen mejor que nadie la realidad que nos rodea. Mientras unos corretean en su felicidad callejera, ellas la llevan en su interior porque saben que la suya es la felicidad de otros, siempre atentas a los que más las necesitan, aquellos que son más desfavorecidos.

Las Hermanas de la Cruz nos regalan a diario una catequesis en la calle, en el día a día. Ellas trasmiten desde el principio de la fundación de la Compañía de la Cruz lo que hoy tantas veces nos exigimos: el testimonio cristiano.

Atendieron el Colegio María Inmaculada hasta el curso 1987-88 que pasa a la dirección de Antonio Martín Boraita al dejar las Hermanas de la Cruz el cometido de la enseñanza en Huelva para dedicarse por entero a la atención a los más necesitados y hoy sigue en ello Isaac Martín.

No hay que olvidar que desde 1982 atienden la residencia de mayores de Las Colonias, en la calle Santa Rafael María, por iniciativa de otro benemérito sacerdote, Manuel López Vega.

Durante este tiempo las Hermanas de la Cruz han recibido el afecto de los onubenses, expresado en reconocimientos como la Medalla de la Ciudad o la de la Provincia, o su colegio el de la Universidad de Huelva.

Creo que el reconocimiento del ‘Gota a Gota de Pasión’ de la Fundación Cajasol viene a cumplir con algo que todos los cofrades sabemos, que siempre tenemos algo pendiente con las Hermanas de la Cruz y lo vamos a representar en este cirio que ahora se les entregará que es como una llama siempre prendida al lado de ellas y de nuestros titulares. Nos gusta no solo la llegada hasta su iglesia de las imágenes, los rezos y cánticos, las levantás siempre emocionadas, la rosa blanca que le regalan porque ellas son nuestra Esperanza.

Lo que más nos conmueve es cuando cualquier día del año suena el llamador en la puerta de su iglesia, cuando no hay filas de nazarenos, ni incienso ni marcha ni levantás y se abre con discreción el portalón de su casa. Son nuevamente las hermandades que les acercan la ayuda humanitaria que día a día van a recoger a sus puertas tantos necesitados y más en este triste tiempo de pandemia y de crisis económica.

Es entonces cuando resuenan las palabras de Santa Ángela de la Cruz: “Vi en el Monte Calvario Nuestro Señor enclavado en la Cruz y la Cruz levantada de la tierra. Otra Cruz a la misma altura, pero no a la mano derecha, ni a la izquierda, sino enfrente y muy cerca”. También estamos muy cerca de la otra santa del instituto religioso, Santa María de la Purísima y tenemos reflexiones de ella como: “Sea lo que sea, pase lo que pase, cueste lo que cueste, siempre fiel”.

"Busquemos nuestra paz en dársela a los demás", Santa Ángela de la Cruz. "Busquemos nuestra paz en dársela a los demás", Santa Ángela de la Cruz.

"Busquemos nuestra paz en dársela a los demás", Santa Ángela de la Cruz. / Pintura de José María Franco

Debo reconocer que si de niño me emocionaba salir corriendo para pedirle a las hermanas besar su crucifijo, ahora cada año espero con más alegría el encuentro de ellas con el Cristo de la Sangre, para ser testigo bajo el anonimato de mi túnica de ese encuentro junto al hachón que le ilumina en su paso.

Es una sensación que entiendo que todos los que llegamos a la Plaza Niña cualquier día de Semana Santa experimentamos, lo mismo que los onubenses que acuden a presenciar este encuentro, de oración y cánticos. Una iglesia que está abierta para las hermandades a lo largo de todo el año, porque junto a las de Semana Santa acuden aquí las rocieras, la Inmaculada, del Carmen e incluso en ocasiones especiales la Virgen de la Cinta. Lo mismo que ha sido casa de acogida para la Esperanza cuando no tenía templo o de la Oración en el Huerto por el cierre de la Concepción; e igual, han vivido la alegría de las coronaciones canónicas…

Os invito a hacer vuestra la frase graba en piedra de Santa Ángela de la Cruz: “Busquemos nuestra paz en dársela a los demás”, que aparece a los pies del monumento que mi Hermandad de Estudiantes promovió cuando yo me iniciaba en entender esto de las cofradías y Huelva reconocía ese cariño a las Hermanas de la Cruz que hoy se renueva con el ‘Gota a Gota de Pasión’.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios