La plaza Niña cuenta desde ayer con un azulejo que recuerda los cien años de la llegada de las Hermanas de la Cruz, que según la prensa de la época ya se encontraba en Huelva el 15 de marzo de 1910, aunque la bendición e inauguración del convento, capilla y colegio debieron esperar hasta el 30 de abril a la llegada del arzobispo Enrique Almaraz que presidió este acto, una fundación que fue posible al párroco de la Concepción, Pedro Román Clavero, y que contó con el beneplácito de Santa Ángela de la Cruz.

La plaza acogió ayer a los más pequeños del Colegio María Inmaculada, que sentados en sus sillas de clase siguieron atentos a un acto que llenó de recuerdos y agradecimientos a este tiempo de efemérides.

Todo comenzó con una ofrenda de violetas de papel que fueron colocadas ante el monumento a Santa Ángela de la Cruz. El director del centro, Antonio Martín Boraita, dio la bienvenida a todos destacando la importancia que supone para el Colegio María Inmaculada esta semana que ahora se inicia y que hoy tendrá el traslado de la imagen restaurada de Santa Ángela de la Cruz desde la capilla de las hermanas hasta el colegio. Descubrió el azulejo junto con el teniente alcalde Enrique Pérez Vigueras, que estuvo acompañado de Carmen Céspedes. Un azulejo bendecido por el capellán del colegio Antonio Pulido quien dijo que las cosas de los hombres pasan, pero no la de los santos, refiriéndose a cómo cien años después este convento es un lugar especial para Huelva gracias a Santa Ángela. Por su parte Josefa del Pilar Rodríguez, en nombre del colegio, tuvo palabras emocionadas de gratitud y de recuerdo a Santa Ángela de la Cruz, que tuvo la generosidad de enviar a un grupo de hermanas para poner en marcha esta comunidad que hoy tiene continuidad. Enrique Pérez Viguera felicitó en nombre del Ayuntamiento colegio y a las Hermanas de la Cruz por esta efemérides que ahora se celebran y que llenarán toda la semana de actos en recuerdo a los fundadores de esta comunidad religiosa en Huelva.