Gente Inteligente

Dominar el arte de afrontar conflictos, clave para la vida laboral y personal

Un conflicto entre un hombre y una mujer.

Un conflicto entre un hombre y una mujer. / M. G.

Seguro que más de una vez te has visto en medio de un conflicto, y también más de una vez no has sabido cómo manejarlo. Puede que hasta te haya generado un coste emocional, a veces alto. Pues bienvenido o bienvenida al club, no eres la única persona a la que le pasa, esa es la primera toma de conciencia importante para que los conflictos no te duelan tanto y gestionarlos mejor.

Los conflictos son una parte natural e inevitable de las relaciones humanas. Pueden ser malentendidos, diferencias de opinión o, simplemente, reacciones desproporcionadas derivadas de la tensión diaria. Sea como sea, lo importante no es el conflicto en sí, sino tu habilidad para manejarlo de forma que te sirva para sacarle provecho.

Hay una clave inicial importante, y es el equilibrio de la comunicación que fluye con las personas que te rodean, ya sea en el ámbito laboral o el personal. Aquí te dejo algunas claves a tener en cuenta para gestionar los conflictos de forma que sean una pista de lanzamiento para mejorar tus relaciones.

Un proceso de 8 pasos para actuar de forma inteligente

El primer paso ya está mencionado: aceptar que el conflicto es una parte normal de las relaciones humanas. Ignorarlo solo lo empeorará y, lo peor, perderás la oportunidad de aprovecharlo. Así que, en el momento que notes una discrepancia, abórdala de manera proactiva eligiendo el momento oportuno.

El segundo paso es vestirte con tu comunicación más asertiva. Has tomado la iniciativa de abordar el conflicto, por tanto, es fundamental que tu lenguaje sea respetuoso y tu comunicación proporcionada. Utiliza declaraciones en primera persona para expresar tus sentimientos sin culpar a la otra parte. Por ejemplo, en lugar de decir "Tú nunca escuchas", mejor di "Me siento ignorada cuando no se consideran mis opiniones".

En tercer lugar, haz un esfuerzo grande por diferenciar la intención del efecto. Esto significa reconocer que las intenciones de una persona no siempre se alinean con cómo sus acciones te afectan a ti o a las personas o los temas que te importan. Procura ver las situaciones desde ambas perspectivas para entender mejor el conflicto.

Es el momento de enfocarse en los hechos, y no en las interpretaciones. Ten la precaución de mantener tu comunicación centrada en hechos concretos en lugar de en percepciones subjetivas. Para eso evita las generalizaciones como nunca, siempre, nadie, por ejemplo, que no te ayudan nada a evitar malentendidos y acusaciones infundadas.

Si has iniciado bien el abordaje del conflicto con las cuatro claves iniciales, llega el turno del quinto paso, que se trata de fomentar un intercambio comunicativo, o un diálogo productivo entre las partes implicadas. Hay que generar espacios para que cada persona comparta su visión de los hechos, sus interpretaciones, sus sentimientos y sus necesidades relacionadas con el conflicto. Esto fomenta la empatía y el entendimiento mutuo.

No te olvides especialmente ahora del sexto paso: la escucha activa. Debes escuchar para comprender, no solo para responder. Asegúrate de que la otra u otras personas se sientan escuchadas y comprendidas. Una buena estrategia es parafrasear lo que han dicho para hacerles entender que entiendes su punto de vista.

Si consigues mantener un clima colaborativo, no te será complicado el séptimo paso: iniciar la búsqueda de soluciones “ganar-ganar”. Enfócate en encontrar una solución que beneficie a ambas partes, aunque pierdan un poco todas. Esto puede requerir creatividad y flexibilidad, pero las soluciones cooperativas suelen ser más duraderas y satisfactorias.

El último paso es tan importante como los primeros, porque es donde realmente puedes recoger los beneficios de haber abordado el conflicto con inteligencia emocional: agradecer y reconocer la disposición de las personas. Reconocer el esfuerzo mutuo es lo que, a la larga, fortalece la relación.

Y, sobre todo, recuerda que el objetivo no es ganar una discusión, sino encontrar ese espacio común en el que el conflicto fortalece tu relación, tu rol laboral o social, tu autoestima y tu habilidad comunicativa.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios