Chamizo respalda que se priorice la mano de obra local para frenar el paro
Señala que el contrato en origen dignificó las condiciones de vida del inmigrante y fijaron un sueldo acorde al convenio del campo


El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, considera "consecuente y comprensible" que en periodos de crisis se prepondere la mano de obra local en favor de las contrataciones en origen siempre que, efectivamente, exista un déficit galopante de oferta de trabajo.
Fiel a este análisis respalda la voluntad de Ayuntamientos como Almonte y Cartaya que han entablado negociaciones para que los empresarios prioricen la mano de obra local a la hora de incorporarlos a los tajos agrícolas y, en concreto, durante la plantación y recolección de fresas y frambuesas. Todo ello a efectos de amortiguar los alarmantes índices de paro que se registran en estas poblaciones que, tras la crisis, tienen al sector agrícola como único yacimiento de empleo capaz de absorber toda la demanda.
Así lo manifestó a los medios de comunicación el Defensor de Pueblo Andaluz tras finalizar una ponencia en la Sociedad Casino de Rociana, que versó sobre el racismo y la xenofobia, en la que expuso sus reflexiones sobre los orígenes que la motivan.
Chamizo matizó que un conflicto interracial prende cuando "no existe una buena raíz, escenario que no se produce en el Condado y en Rociana, en particular, donde las cosas se han hecho bien". Ello no quiere decir que estemos a salvo de cualquier brote xenófobo puntual, si bien "es muy difícil que surja cuando existe una enorme amalgama de etnias con las que se ha realizado un buen trabajo en materia de integración y cohesión social".
Esta radiografía se mantiene impertérrita si ampliamos el análisis al mapa provincial, donde Chamizo reconoció que no ha tenido que intervenir en ningún caso de racismo pues, en general, en nuestra región y salvando los desgraciados incidentes del 2000 en la ciudad almeriense de El Ejido, no se han producido conflictos de envergadura que entrañan actitudes racistas por parte de una comunidad contra otra, si no hechos aislados y puntuales. Más en concreto, la institución andaluza sólo ha intervenido en la provincia en los asentamientos de inmigrantes en Lepe, lo que delata que la convivencia es fluida.
En contrapartida, subrayó que hace algunos lustros se produjo un incremento porcentual de explotación por parte de algunos empresarios que no cumplieron las condiciones pactadas al inicio de la relación laboral, conflictos que se resolvieron con la pertinente denuncia a la Inspección de Trabajo. Asimismo, recordó que los contratos en origen finiquitaron estos problemas, dignificando las condiciones de vida del colectivo y fijando una remuneración acorde al convenio colectivo del campo.
Chamizo cree que prescindir de este modelo de contratación es "un error", si bien matizó que "si no existe tajo para todo el mundo es comprensible que el empresario quiera dar trabajo a su vecino de toda la vida".
Ello no es óbice para que a la institución andaluza le preocupe especialmente el aumento porcentual de la xenofobia que se ha detectado en "colectivos de bajo poder adquisitivo que mantienen que los inmigrantes vienen a quitarles el trabajo", actitud que, a su juicio, "se ve alimentada por falsas informaciones" como que a los extranjeros se les presta ayudas sociales a las que no tienen derecho los ciudadanos autóctonos".
En cuanto a la ponencia propiamente dicha, Chamizo abordó, en su charla, el tema del racismo y la xenofobia hablando de la pérdida de humanidad, situando a ésta como génesis de estas dos lacras que "son el fiel reflejo de una sociedad que ha perdido el Norte y los valores ciudadanos". Sólo así, apuntó, se puede llegar a entender que "un 20% de la población haya tenido que acudir, en algún momento de su vida, a un psicólogo o psiquiatra por algún desorden mental".
La radiografía fue enormemente dura al enumerar que existen "33.000 niños en Andalucía que reciben tratamiento mental o 4.000 denuncias de padres que acusan a sus hijos de pegarles". Humanos en un escenario hostil donde la soledad se ha apoderado de muchos ciudadanos que "han perdido, incluso, la red de vecindad" dentro de un conjunto de sociedad ahíta de estímulos y metas mercantiles, en las antípodas de valores que dan sentido al amor, fraternidad o solidaridad.
Chamizo cerró su intervención apuntando que el origen de la inmigración se pierde en el tiempo y pervivirá como fenómeno hasta el fin de los tiempos. Ya en clave política el veterano humanista también mostró su preocupación por el rearme y crecimiento de los partidos neonazis en Europa, que han tenido un repunte en Andalucía, si bien "aquí son grupos pequeños y están siendo controlados por las fuerzas de seguridad estado".
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