El recreativismo se vio reflejado ayer en su gente. Lo hizo en los ojos de los más pequeños que acudieron a una fiesta sin tener verdadera conciencia de lo que pasaba, a los algo más crecidos que ya comprenden la difícil situación por la atraviesa el Recre de sus mayores y su Recre, y lo hizo en los ojos de los mayores que han vivido durante muchos años en albiazul. Todos ellos llegaron con tristeza al punto de partida de la manifestación y en todos ellos brotó la chispa de la esperanza al verse arropados por ellos mismos y sentir que no están solos.

El Recreativo forma parte de la vida de Huelva. No hay onubense que no tenga en su existencia un recuerdo vinculado a una fecha recreativista, una gesta del Decano o una derrota señera. Desde el ascenso de los 70 al Recre de los uruguayos en los 80, las penurias de los 90, la edad dorada de principios de siglo y la crítica situación actual. Seguir la historia del club es vivir la de la propia sociedad onubense.

Esa misma que ayer respondió a la llamada. Entre siete y ocho mil onubenses, según los organizadores, se echaron a la calle para defender el patrimonio de la ciudad. El Decano es un elemento sociológico, uno de los más importantes que ayudan a cohesionar a la sociedad onubense. Ante pocas manifestaciones se sienten más unidos los onubenses de cualquier signo que alrededor de la bandera albiazul. Es un manto que los cubre a todos.

La manifestación de ayer no es más que el inicio. La situación actual del Recre es compleja. Los recreativistas que ayer se echaron a la calle pidieron la marcha de Gildoy España y de Pablo Comas. Para ello será necesaria una alternativa. Esa respuesta la dio ayer Huelva. La movilización de todas las fuerzas políticas y representantes sociales debe permitir que se activen los resortes necesarios para que aquellos que tienen la capacidad para ello pongan en marchas las soluciones que permitan que el club viva 126 años más.