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Monumental victoria de La Palma por cero a tres en Ayamonte

Once inicial de La Palma en Ayamonte.

Once inicial de La Palma en Ayamonte. / La Palma CF

El agua no solo le ha venido bien al campo y a los pantanos. También a La Palma, que en medio de una mañana inapetecible para muchas cosas, incluida jugar al fútbol, se bailó en el Ciudad de Ayamonte el mejor partido de la temporada para fabricarse un resultado espectacular, cero a tres, y para certificar que su resurrección es un hecho, si es que alguna vez estuvo muerta. Por el lado fronterizo todo fueron penas, desde que no le salió nada, pasando por la expulsión de Pitero en la madurez del partido hasta el resultado, inapelable, contundente, que hasta no tuvo explicación científica por parte de Ceballos en rueda de prensa. Por cierto, el sevillano mandó varios mensajes a los que vociferan sin sentido, diciendo, literalmente, que “no tienen ni puta idea”.

La primera parte, de pierna fuerte y bajo un intenso aguacero y viento, no dejó mensajes concluyentes. Una ocasión para el Ayamonte, que mandó al travesaño, y otra para La Palma, que abortó Dani Martín. Eso fue todo, eso y varias tarjetas de un colegiado que no admitió ni un gesto.

El pleito deportivo fue subiendo temperatura con el inicio de la segunda mitad. La Palma salió al campo con más disposición, mejor dibujada que el Ayamonte y eso le permitió hacer unas avanzadillas de aviso casi de inmediato. Y eso, precisamente eso, le condujo al primer gol, obra de Alvarito, con un zurdazo desde la frontal que se alojó en el fondo de las mallas locales. El tanto dio un soberano impulso a los condales mientras que anestesió al equipo de Ceballos. El efecto fue letal porque jugadores sostenedores del sistema la primera parte, casos de Chuster y del capitán Dani, desaparecieron por completo de la película.

Con cero a uno en el marcador, el conjunto de Nacho Molina hizo una extraordinaria interpretación de los hechos que iba despachando el partido. Era contener y salir pitando, jugar con la ansiedad del rival, llevarlo a la desesperación, provocar la división entre los jugadores y la grada, amainar el temporal con el único paraguas de la paciencia y la colocación, esperar el momento, en definitiva. Y así fue.

Molina metió en al partido al debutante Benítez, reestructuró el equipo para colocarle en punta, su hábitat natural y, tras dos controles majestuosos, el delantero la recibió de Carlos Martínez, puso la mirilla del rifle en su sitio, se acomodó el proyectil a su pierna derecha y lazó un silbido, porque así salió la pelota, para alcanzar la escuadra fronteriza. Un golazo en el 80 de partido que no solo sentenciaba la cita sino que enseñaba a un futbolista que ha nacido sonriendo en La Palma CF.

Antes de eso, el Ayamonte sufrió la expulsión de Pitero, muy protestada, por cierto, por los locales. El árbitro interpretó que el central sacó a pasear el codo más de la cuenta sobre Zaca. Era el 72 de partido y eso acabó por apagar definitivamente a un equipo que para entonces tampoco hallaba el modo.

El cero a tres fue pura anécdota, aunque con la igualdad que hay en la categoría, cualquier tanto, en caso de desempate, puede valer oro. Lo anotó Álvaro cuando el árbitro ya miraba de reojo su reloj para poner fin a la historia.

Lo dijimos en la previa y así ha sido. Era un partido de lo más parecido a una final porque aunque quedan varios mundos, salir de las llamas ayuda. El que perdiese se iba a quedar muy tocado y el vencedor como si hubiera ganado un título. Bastó mirar a un vestuario y a otro para adivinar las sensaciones. Lo bueno de todo es que el fútbol, para bien o para mal, te da otra oportunidad a la semana siguiente.

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